La Primera Vez

“La primera vez”. Palabras que retumban en la cabeza de todo adolescente y que parecen marcar y determinar a la persona durante mucho tiempo. La primera vez se asocia irremediablemente a la primera experiencia sexual (y casi siempre coital), pero… ¿qué importancia real ha de darse a esta vivencia? Desde un criterio sexológico se puede decir que las condiciones y circunstancias en las que ocurre son relevantes a la hora de tomar conciencia sobre ello.

En primer lugar, resulta fundamental que sea la persona (con plena capacidad de decisión y libertad) la que elija CUANDO, CON QUIÉN Y HASTA DÓNDE LLEGAR. Entonces surgen algunas dudas: ¿cómo, hasta donde llegar…? Una vez que se empieza, ¿acaso no deberíamos llegar hasta “el final”? Esto es un pensamiento socialmente extendido que genera presión y una angustiosa responsabilidad a las personas que deciden ir poco a poco. Empezar con besos, caricias o masturbación no implica tener que acabar en coito, y menos a la primera de cambios.

En segundo lugar, solemos sugerir que se informe a la otra persona de que es nuestra “primera vez”. La comunicación resulta de vital importancia en las relaciones sexuales, garantizándonos que la otra parte sea consciente en todo momento de lo que vamos sintiendo y de aquello que nos resulta más agradable. Esto puede ser un poco más complicado cuando es la primera vez para ambas personas, pero..¿acaso no aprendimos solos a jugar al fútbol o a maquillarnos? Las primeras veces puede que no fueran como esperabas, pero no por ello debe perder el encanto especial de descubrir juntos el placer derivado de la actividad sexual.

En la primera relación sexual, los nervios y las preocupaciones suelen estar presentes a partes iguales, sin embargo, los pensamientos en chicos y chicas se focalizan en diferentes ´´responsabilidades´´. Por un lado, el pensamiento más recurrente en ellos está relacionado con la ´´valía como hombre´´: ¿estaré a la altura? ¿le haré disfrutar?…en ellas lo frecuente es el miedo al dolor y la vergüenza a sangrar y manchar. Estos pensamientos, más que favorecer el disfrute de la relación, provocan todo lo contrario, impidiendo que nos centremos en las sensaciones derivadas de la actividad sexual y por lo tanto, no disfrutemos de la experiencia.

Asimismo, se han de considerar las expectativas. Si estas son exageradas en torno a lo que es el coito, es posible que terminen en decepción. A menudo escuchamos comentarios como: ´´tampoco es para tanto´´ o ´´yo me esperaba mucho más´´ de boca (sobre todo) de mujeres que guardaban su virginidad como símbolo de pureza que debían entregársela a ´´quién lo mereciera´´. Esto resulta a la vez que arcaico, un pensamiento religioso inculcado por una sociedad de pensamiento machista respecto a la idea de la virginidad femenina. Porque si hablamos de la masculina, ´´cuanto antes te la quites de encima, mejor´´.

El placer sexual y el orgasmo no deben glorificarse ni mitificarse, así como la primera vez no debe ser un examen en el que demostrar nuestra valía o sufrir dolor, incluso sangrado, ya que, muchas mujeres, pueden haber experimentado la rotura de himen de pequeñas, tras un golpe o simplemente montando en bicicleta, sin ser conscientes de ello. Es también muy probable que no se consiga llegar al orgasmo, ya que el placer requiere de aprendizaje y comunicación. El sexo no sigue una secuencia fija y mucho menos, el orgasmo es la garantía de éxito en  una relación sexual.

Como sexólog@s, recomendamos elegir un lugar íntimo-donde no vayan a ser molestados por nadie- y con el tiempo suficiente para que se pueda ir con calma. Además, sugerimos estar sobrios, el alcohol no ayuda en absoluto, al contrario de lo que suele pensar, ya que las drogas, actúan como inhibidores sexuales y pueden ocasionar problemas, además de afectar a tu criterio consciente de decisiones durante el encuentro sexual.

Por último, tener muy presente que SÍ es posible quedarse embarazada durante la primera relación sexual si no se toman las medidas de protección adecuadas. Lo más recomendable es el uso del preservativo, ya que además de evitar un embarazo no deseado, nos protegen frente a cualquier infección de transmisión sexual (VIH, herpes genital, sífilis, clamidia…). Infórmate y prepárate antes de actuar.

Para quiénes ya tuvieron su primera vez: ¿Cómo fue ésta? ¿Qué consejos daríais a las personas primerizas?

Andrea Bello Pastor: (Psicóloga y Sexóloga)

Estilos en las relaciones de pareja

Mucho tiempo ha pasado desde que se daba por sentado un único estilo en las relaciones de parejas. Hasta hace un tiempo, se subrayaba el estilo romántico, en el que, “todos y todas deseaban estar enamorados alguna vez”. Por ejemplo, ¿recuerdas lo que sentiste? Probablemente algo parecido a “mariposas en el estómago, nervios por la primera cita”…

¡Y qué decir del momento del primer beso y de la primera vez! Como sociedad, todavía tenemos grabado a fuego el mensaje “se casaron, tuvieron muchos hijos, vivieron felices y comieron perdices PARA SIEMPRE” como decían las historias de Walt Disney, todas cortadas por el mismo patrón. Demasiada intensidad podríamos afirmar.

Esto suele ser un problema, porque en muchas ocasiones se da por hecho que ambas partes desean el mismo estilo de relación, cuando no siempre es así. De hecho, cuando debido a la falta de comunicación, no se consensua el estilo de relación que se establecerá, suele producirse entonces sufrimiento, dolor y confusión, a la larga. Como consejo: ¡Aclarad las expectativas y el estilo de relación que deseáis! La comunicación con vuestra pareja es fundamental.

¿Sabes que existen muchos tipos de relaciones? Vamos a conocer un poco más sobre algunas de ellas.

Monógamas: Ésta es la que socialmente está más aceptada. La relación está formada por dos personas (heterosexual u homosexual) donde hay exclusividad afectiva y sexual. Es decir, sólo tienen sexo con su pareja.

Abiertas: En esta relación la pareja puede tener relaciones sexuales con otras personas, pero no establecer un vínculo emocional con ellas. Es decir, el contacto con estas terceras personas se limita a lo sexual. Un ejemplo serían las aventuras sexuales de “aquí te pillo, aquí te mato”.

Híbridas: La diferencia entre una relación abierta e híbrida es que en la relación híbrida es uno de los dos miembros de la pareja quien decide abrir la relación. No obstante, la otra persona prefiere mantener un vínculo exclusivo. Recordad, es muy importante que habléis con vuestra pareja y que haya un consenso entre ambos.

Poliamorosas: Un tipo de relación no monógama en la que uno o ambos miembros de la pareja tienen una o más relaciones afectivas y sexuales con otras personas (además de la que tienen con su pareja). Esto sería como tener varias “relaciones estables”.

Swingers: Una relación no monógama donde sí hay exclusividad afectiva, pero quieren experimentar su sexualidad y tener sexo otras personas. Su estilo de vida se desarrolla en clubes de intercambio, fiestas, etcétera. Por ejemplo, realizan actividades, tales como intercambio de parejas, orgías o tríos.

En resumen, sea el tipo de relación que elijáis para vosotros y vosotras, el consenso con vuestra pareja es súper importante. Por ello, es vital que desde el inicio habléis del tipo de relación que buscáis para así evitar futuros conflictos, o incluso infidelidades. Recuerda que eres libre y que tienes derecho a elegir el tipo de relación que te haga sentir feliz.

Entonces, por un lado, si estás en un caso personal en el que ahora tu pareja y tú deseáis un tipo de relación distinta, pero queréis seguir estando juntos, primero que nada, ¡relax! Escuchaos mutuamente antes de tomar una decisión en caliente.

Por otro, si sentís que os está costando mucho poder comunicaros y esta situación os está causando bastante dolor y discusiones, os podéis plantear pedir ayuda profesional, especializada en sexología y terapia de parejas. Esta persona os guiará y ayudará para que podáis gestionar conflictos como éste. ¡Os sentiréis mucho mejor!

Si aun así os dais cuenta de que no sois compatibles, no pasa nada. Tal vez será doloroso al principio, pero podréis salir adelante. ¡Hay muchos peces en el mar!

¿Tienes claro el estilo de relación que te apetece? ¿Sientes que es indispensable tener pareja para disfrutar de una vida feliz? ¿Estarías dispuesto/a tener una relación abierta si tu pareja te lo propusiera? ¿La exclusividad es un requisito básico? ¿Estás o has estado en una relación poliamorosa? Si es así: ¿Cómo lo viviste?

Autora: Vanesa Romero Ballester (Psicóloga y Sexóloga)

Preliminares Sexuales

¿Existen los preliminares en el sexo? ¿Por qué nos empeñamos en llamarles “preliminares”? ¿Por qué no se les da tanta importancia como al coito? Lamentablemente, hay suficiente evidencia que confirma que la concepción de las relaciones sexuales sigue siendo demasiado “coitocéntrica”. Es decir, que muchas veces el sexo se centra casi por completo en el coito. La mente popular acaba centrando su atención en el “falo” del hombre, pese a ser un recurso más en el sexo.

Para muchas personas, desgraciadamente, el concepto de sexo está asociado directamente con el coito. Sin coito, no se considera sexo. ¿Y cuando tienes sexo oral, amiga? Pues eso… Se concede tanto valor a la penetración, que todo lo demás pasa a un plano secundario (o preliminar, qué casualidad). Es como cuando para cocinar se pide que se “precaliente” el horno, cuando realmente estás tratando de calentarlo para utilizarlo. Que el horno esté caliente implica un proceso por sí mismo, cuya importancia radica en conseguir que la temperatura alcance un punto óptimo. El proceso es importante en su totalidad y no sólo parcialmente. Si seguimos a Rosemary Basson, al hablar de la respuesta sexual femenina, las mujeres que “precalientan el horno” presentan mayores indicios de excitación, como puede ser una mayor lubricación y congestión genital. Es decir, a partir de la construcción de un contexto erótico y sexual, la mujer puede aumentar sus niveles de excitación y por consecuencia el placer. ¿Puede que éste sea el secreto del placer femenino?

Uno de los mensajes que intentamos comunicar continuamente es que en las relaciones sexuales, cada movimiento, cada caricia, cada beso, cada rol, cada experiencia, cada fetiche, cada deseo… es de suma relevancia.

Tampoco se trata de restar importancia a la penetración y al orgasmo. No obstante, si éstos quedan aislados del resto del conjunto, las relaciones dejan de tener la misma calidad, quedando así unas relaciones empobrecidas. Ésta es la triste realidad de muchas personas y el caldo de cultivo para los problemas sexuales. En pareja, la monotonía es un ejemplo del empobrecimiento en las relaciones.

¿Qué ocurre cuando en las relaciones sexuales lo único que hay es el coito? En primer lugar, que la gente infravalora el placer del resto de actividades que rodean el coito (tanto antes, como después del mismo). Se pierden una buena parte del placer y muestran una falta de entendimiento con respecto al contacto sexual. Esto es lo suficientemente grave como para cuestionar la situación. En segundo lugar, se pone tanto peso en el coito, que llega a resultar estresante y, en ocasiones, esta presión genera ciertas disfunciones sexuales, como por ejemplo vaginismo en las mujeres o eyaculación precoz en hombres.

Entonces, ¿en qué momento empieza el sexo y cuándo termina? ¿Te va el coitocentrismo? ¿Además del coito, qué te gusta en las relaciones sexuales?

Autora: Lucía Muñoz Soler (Psicóloga y Sexóloga)

La elusiva sexualidad femenina

La sexualidad de las mujeres siempre ha sido un asunto que en la historia ha llamado mucho la atención.  Desde el principio ha sido tema de debate: ¿cuántos tipos diferentes de orgasmos existen? ¿Dónde está y qué es el punto G? ¿Qué es el clitoris? Etcétera, etcétera, excétera… hasta llegar al más reciente: ¿existe la eyaculacion femenina? ¿Todas las mujeres la conocen y pueden conseguirla? ¿Cómo se consigue?
Todo este interés en la sexualidad femenina genera estrés, confusión y, a veces, un sentimiento de insuficiencia en el sexo antes mencionado. Sin embargo, todo eso malestar se refleja en el disfrute de una buena y sana relación sexual.

Ahora, finalmente, ha quedado claro de una vez por todas que el organo de mayor relevancia para el placer femenino es el clitoris. Además se sabe que los orgasmos femeninos vienen originados por éste. Gracias a la pornografia se ha popularizado en los ultimos años el tema de la eyaculacion femenina.

En 1982, al publicar el famoso libro del punto G, Alice Khan Ladas, Beverly Whipple y John Perry describieron a las“mujeres G”, como orgásmicas en el coito y, con frecuencia multiorgásmicas además de eyaculadoras. No disponemos de datos para asegurar que la eyaculación sea un fenómeno exclusivo de las mujeres con punto G.

A diferencia del punto G, que todavia resulta polémico y esquivo en su detección, puesto que se trata de una estructura en el interior de la vagina, la eyaculación femenina es un hecho inequívoco para las mujeres que la experimentan.

Como terapeutas sexuales, escuchamos las experiencias de las mujeres sobre su eyaculación. La característica común es la inquietud sobre la normalidad, o no, del hecho. Hay mujeres que se angustian creyendo que en efecto se trata de una incontinencia urinaria. Pero resultaría muy curioso que sólo ocurriera durante el sexo.

Lo más frecuente entre las mujeres que experimentan la emisión de un fluido es que éste se produzca asociada al orgasmo. Con independencia de que éste se alcance durante el coito o por estimulación del clítoris. Asimismo, suelen comentar que la cantidad de emisión es intensa cuando han pasado mucho tiempo sin tener un orgasmo. Conforme incrementan la frecuencia de sus orgasmos, va disminuyendo la emisión de éstos, hasta prácticamente desaparecer. Las hipótesis más plausibles planteadas hasta la fecha suponen que algunas mujeres disponen genéticamente de lo que se podría considerar la“próstata femenina”(conjunto formado da glándulas parauretrales, que drenan alrededor del meato uretral y las glándulas de Skene, que drenan por debajo del meato urinario).  Desde este punto de vista, la“próstata femenina”es activa durante el orgasmo, emitiendo más o menos cantidad de fluido a la uretra.

No obstante, los investigadores se han dividido. Por un lado, están los que consideran que se trata de un fluido eyectado como consecuencia de cierto grado de incontinencia urinaria, esto no explica dicho fenomeno sin penetracion y consecuente incitacion de la vejiga (de hecho como antes se ha mencionado, hay mujeres que“eyaculan”sólo con la estimulacion clitoriana). Por otro, están las que aprecian que, durante la respuesta sexual de la mujer se produce la emisión de un fluido distinto a la lubricación vaginal.

En el mundo pornografico la eyaculacion femenina es conocida como“squirting”y, aquí surge una duda: ¿estamos hablando de lo mismo o hay diferencias entre los dos?

De acuerdo con Rubio Casillas y Jannini, la diferencia está en el líquido eyectado durante la eyaculacion. El liquido en el“squirting” parece ser urea diluida. En la eyaculacion femenina, el fenómeno es más similar a la masculina, y analizando la composicion del liquido en el estudio del 2015 de Salama et. al., se ha podido notar la presencia de un percentual mayor de urea y, a diferencia del squirting, se ha encontrado un líquido producido por la „prostata femenina”.

Muchas mujeres pueden tranquilizarse y despejar mitos sobre „superhembras” eyaculadoras.

Nuestra recomendación para cualquier mujer que la experimente es: relájate y disfruta, no tienes ningún problema, tienes una peculiaridad que incluso supone una facilidad para el disfrute del placer sexual.

¿Notas o alguna vez has notado la súbita emisión de fluido al excitarte mucho o al llegar al orgasmo? Si eres hombre heterosexual, ¿la has notado en tu pareja? ¿Cuál es tu experiencia al respecto?

Autora: Elena Evangelisti (Psicóloga y Sexóloga)

REFERENCIAS:

-Rubio-Casillas A, Jannini EA. (2011). New insights from one case of female ejaculation. J Sex Med.

-Salama S , Boitrelle F , Gauquelin A, Malagrida L, Thiounn N , and Desvaux P.  (2015). Nature and origin of “squirting” in female sexuality. J Sex Med.

Autoestima Sexual

«Si tienes la capacidad de amar, ámate a ti mismo primero” (Charles Bukowski). Cuantas veces hemos escuchado o leido este tipo de frases? Millones de veces.  Desde pequeños nos han educado para ser respetuosos, altruistas, generosos con los demás, pero con nosotros mismos? Pues no, esto es algo que nadie nos ha enseñado y es algo tan sencillo y tan importante en todos los aspecto de la vida, incluyendo el sexual. El desarrollo de una sana autoestima es, sin embargo, uno de los factores que más contribuyen en el disfrute de las relaciones sexuales. Es lógico que si la persona se siente segura y contenta consigo misma, si se gusta y se siente atractiva y deseada, el gozo es mayor. Para eso no hace falta cumplir con los requisitos propios de un concurso de belleza. ¿No os lo crees?

Hemos podido ver en consulta el caso de una chica rubia guapísima, con un fisico estupendo. Esta atractiva mujer, no obstante, tenía serios problemas de autoestima. Casos como éste son habituales. Su baja autoestima provenía de una percepción distorsionada de su imagen corporal. Ella no se veía nada deseable, era excesivamente perfeccionista y tenía una fuerte tendencia a exagerar sus puntos débiles, sus pequeñas imperfecciones. Su estilo de relación era temeroso e inhibido, como un animalito desprotegido. La actividad sexual en su vida no existía. Era incapaz de sentirse digna ser amada y estaba demasiado preocupada por sus temores como para deleitarse en el autoerotismo.

La belleza física es un fenómeno subjetivo y efímero, en el que la sociedad y la epoca en la que vivimos influyen bastante. Por ejemplo, el canon de belleza de los años 40 es totalmente distinto del actual. Esto, de acuerdo con Ana Martínez Berreiro, es debido también a cambios en el consumismo de la sociedad. De hecho, no merece la pena atormentarse ni lamentarse por nuestros atributos físicos, si bien es cierto que, por diversas razones, consideramos positivo el cuidarse. Es posible cultivar la mente al tiempo que se cuida el cuerpo y la higiene, una cosa lleva a la otra y se retroalimentan: el equilibrio será el objetivo.

La mayoria de las veces lo que hace a una persona deseable, más que sus atributos físicos es su actitud ante la vida. Por ejemplo, el sentido del humor, su entusiasmo, su forma de sonreir, su mirada. Nos parecerán encantadoras aquellas personas con quienes sentimos una mayor afinidad o quienes poseen cualidades que admiramos.

También puede pasar que nos fijemos en aquellas otras personas que se diferencian del resto por su creatividad. Y, quizás, porque se atreven a ser diferentes, que es justo lo que las hace atractivas.

Esas cualidades, que vemos en otras personas y que podemos admirar, existen en nuestra persona, en mayor o menor medida.

Es de vital importancia que aprendamos a reconocerlas y a sacarles partido. Esas cualidades son sin duda más importantes que el aspecto físico y perduran mucho más.

Todos tenemos un potencial atractivo que hay que saber aprovechar. ¡Refuerza tu autoestima sexual, ámate y acéptate, así tal como eres!

¿Qué cinco aspectos valoras de ti como amante? Reconócelos y foméntalos! ¿Y en otras personas? ¿Consideras que estás aprovechando tu potencial erótico lo suficiente? ¿Cómo dirías que está tu autoestima sexual?

Referencias:

La construcción social del cuerpo en las sociedades contemporáneas; Paper 73, 2004 de Ana Martínez Barreiro

Autora: Elena Evangelisti (Psicóloga y sexóloga)

Lo que nos quita las ganas

¿Alguna vez te ha pasado de estar conociendo a una persona que era ideal y, de repente has visto que tiene una uña mordida, o que ha soltado un comentario que no te ha gustado y, en ese instante, has dejado de ver a la persona de la misma manera? 

Sí, a todas y a todos en algún momento nos ha pasado. Hemos conocido a alguien increíble, que nos encantaba y con quien te apetecía probar lo que fuera, estabas deseando a esa persona… Hasta que, ¡ZAS!, de golpe, toda esa atracción desaparece por lo que puede parecer una nimiedad. 

Esto pasa porque, al igual que algunas características nos atraen, nos seducen y nos enganchan, hay otras que hacen desaparecer el deseo. 

¿Qué características son éstas? ¡A ver si no ligo nunca porque me muerdo las uñas! ¡Calma! Como siempre decimos, cada persona es un mundo y lo que atrae o repele puede ser completamente opuesto de una persona a otra. No podemos crear una regla definitiva para seleccionar o descartar a nuestra pareja sexual, ni saber al 100% porque hemos sido o no seleccionados, o compatibles. Es cierto que una parte de la susodicha elección de gustos se debe a cuestiones culturales. La educación recibida ‒y los patrones que hemos visto‒ pueden condicionarnos a percibir una característica como aceptable o inaceptable. Pero no todo es cultural, hay una gran variedad de factores que influyen en esto, tales como tu momento vital, tu experiencia previa, tu nivel de tolerancia… 

Cuando conocemos a alguien ‒y tenemos un mínimo de interés sexual en esa persona‒ inconscientemente le hacemos un escáner para que pase nuestros “filtros de calidad” y ver si le escogemos, o no, para el puesto. 

Estas características pueden ser físicas: altura, peso, color de ojos, color de piel, forma de los labios, olor corporal, forma de andar, forma de vestir, etc.  O pueden ser rasgos de personalidad: extrovertido, introvertido, narcisista, abnegado, calmado, impulsivo… 

Incluso puede tratarse de otras cosas, como actitudes (si ha tenido un mal gesto con el camarero, si es prepotente, por dar un par de ejemplos), retazos de la historia de dicha persona (si es “nini” o si se dio a la fuga tras atropellar a alguien, lo cual provocaría rechazo en muchas personas).

¿Pero a ver, si aún no tengo ni idea de quién soy o de lo que me gusta, cómo voy a saber esto? A veces no sabemos lo que queremos realmente, pero sí lo que no queremos. Puedes empezar por ahí. Por ejemplo: “no sé exactamente que quiero, pero sí sé que no puedo estar con alguien tránsfobo ni tránsfoba”, o “no tengo un prototipo, pero nunca estaría con una persona empalagosa”.

Al final, son muchos los factores que influyen para que alguien nos atraiga o la rechacemos, y que nos hagan lo mismo. 

Puede ser por un detalle muy pequeño, algo que, aun siendo mínimo, tenga más peso que todo lo demás. Y esa característica nos puede resultar insoportable: irracionalmente, con justificación racional o porque nos vemos identificados. Sea por lo que sea, por más que te empeñes, el veredicto ya está dado. Conocer qué te influye a la hora de seleccionar a una pareja sexual te ayudará a ahorrarte quebraderos de cabeza. 

¿Y tú, tienes claro que te echa para atrás en una persona? ¿Has sentido rechazo por tu aspecto? ¿O por algo que a lo que tú no le concedías importancia? ¿La forma y el estilo de vestir condicionan de algún modo tu elección de pareja? ¿Qué aspectos de una persona pueden bajar tu libido de golpe? ¿Tienes manías en el sexo? ¿Cuál es tu experiencia sobre este tema?

Autora: Lorena Pérez Moreno (Psicóloga y Sexóloga)

Amor a Distancia

“¡Te amo internet! ¡Gracias a ti hemos redefinido el concepto “intimidad” y creado vínculos afectivos con gente interesante AF!” Al mismo tiempo, cada vez hay más parejas que, tras un tiempo de relación a distancia, pasan a la fase de convivencia y llegan a consulta. “¿Empezamos a vivir juntas y sale mal?“

Cada relación es un mundo y no puedo decirte lo bien o mal que estarás con tu BAE. Sin embargo, las investigaciones y la practica terapéutica dejan entrever que las relaciones desarrolladas en el espacio virtual presentan un nivel bajo de satisfacción (2) y que tienen más retos y riesgos que las relaciones desarrolladas en un contexto cara a cara (1). Conque quizás tengas que hacer un esfuerzo un poco mayor para que todo fluya, y nada influya; porque se ha demostrado que necesitamos sentir protección, intimidad, contacto físico. Así como la posibilidad de compartir el tiempo y los mejores momentos en compañía del otro para construir una sana relación de pareja (2).

“Vale, tronca, pero te acabo de decir, que vamos a vivir juntas, problema solucionado, ¿no?” Casi…

Cuando conocemos a una persona en una relación a distancia no tenemos toda la información sobre cómo es en su vida presencial, cómo reacciona ante los problemas, cómo varía su humor en diferentes situaciones (¿se enfada, ríe, llora, maldice, no le gusta que le hablen por la mañana?), y nuestra imaginación tiende a rellenar los huecos vacíos con fantasía, idealizando a la persona amada (1). Piénsalo, cuando la ves o lo ves ‒una o dos veces al mes con suerte‒ es todo buen rollo, sexo maravilloso, risas, la faceta más atractiva, buena e ingeniosa de cada una.  Es normal que en ese estado de enamoramiento y siendo el sexo tan maravilloso, las endorfinas y la oxitocina te cieguen y minimices los aspectos negativos de la relación. Bienvenida, estás en el limbo de los amantes.

La pregunta es ¿podrás sobrevivir una semana junto a tu amorcito sin ponerle un sello de devolución? La rutina puede ser uno de los principales problemas de la convivencia en las relaciones creadas a distancia. Pasas de verle sólo en los buenos momentos a verle en absolutamente todos. Es un salto muy brusco a la realidad y se invierte mucho más tiempo que antes en la relación. ¿Estás super cómoda conectando y desconectándote de la conversación cuando te apetece? Quizá no sea el mejor presagio para tu futura convivencia… ¿O te mueres de ganas por oler el aliento mañanero de tu pareja?

Pongamos que sí, ¿y bien?, ¿quién se muda a qué sitio? Una de las dos tendrá que renunciar a su entorno habitual, su red afectiva y su entorno social de apoyo. ¿Entenderá la otra persona el riesgo, la presión y el valor de lo que ha dejado esta atrás?

Cada relación tiene protagonistas únicos y por eso es un mundo. ¿Y tú? ¿Alguna vez has mantenido una relación a distancia? ¿Cuál es tu experiencia al respecto? ¿Cuáles crees que son las dificultades más frecuentes a las que se enfrentan las personas en este tipo de relación? ¿Cuánto crees que cambia una relación de pareja una vez que empieza la convivencia?

  • Giraldo-Hurtado, C. M., & Rodríguez-Bustamante, A. (2018). La comunicación en las relaciones de pareja mediadas por la virtualidad en tiempos de modernidad líquida. Revista Latinoamericana de Estudios de Familia10(1), 11-30.
  •  Narvaez, B. L. R., Marin, P. A. U., Gómez, G. L. A., & Vega, L. C. E. (2019). Nivel de satisfacción en relaciones románticas generadas mediante el uso de internet en jóvenes universitarios. Revista Palobra,» palabra que obra»19(1), 107-120

Autora: Lorena Pérez Moreno (Psicóloga y Sexóloga)

Amor, Sexo y Compromiso

El amor, el sexo y el compromiso son tres importantes fuerzas que mueven a la sociedad de maneras diversas. Cada una de ellas tiene su trascendencia y su influencia. Sin embargo, no todas las personas son capaces de integrarlas en su vida.

Que seamos capaces de dibujar el triángulo del sexo, amor y compromiso depende de la elaboración de cognitiva que cada persona tiene del amor, del sexo o del compromiso… Aquí pueden surgir grandes divergencias entre unas personas y otras.

Hay quienes, por ejemplo, buscan el amor sin asociarlo con el sexo. Este tipo de personas son cada vez menos comunes, pero existen y es necesario recordarlo. Muchas veces las razones de no mezclar el amor con el sexo tienen que ver con creencias religiosas y una moral conservadora. En cualquier caso, la virginidad o la castidad hasta el matrimonio parecen ser ideas cada vez menos populares en nuestra sociedad.

Asimismo, hay personas que buscan sexo y no suelen mezclarlo con el amor y mucho menos con el compromiso. Lo que estas personas suelen buscar en el sexo es de alguna manera incompatible con el compromiso. Buscan el placer asociado a la novedad sexual y la noción de compromiso suele producirles mucha incomodidad. Su estilo sexual pasa por variar de pareja lo más posible, lo que coloquialmente se llama “ir de flor en flor”. La expectativa de quedarse con una sola pareja sexual a estas personas les resulta impensable.

La verdad es que el concepto de compromiso es diferente para cada persona y hay estilos más abiertos o cerrados en cuanto los contratos de fidelidad amorosa en una pareja. El compromiso ciertamente es uno de los pilares que sostienen a la pareja, como también puede ser el amor y el sexo… Sin embargo, a diferencia de estos dos, que pueden faltar en el contrato conyugal, el compromiso es necesario para el mantenimiento de la pareja. Sin compromiso no puede haber proyecto de pareja.

Aunque podríamos considerar que es una situación poco deseable, sí es posible encontrar parejas estables en las que el amor y el sexo brillan por su ausencia. Y, de hecho, podrían mantenerse así indefinidamente. Eso sólo es posible debido al compromiso de permanencia que establecen y al proyecto de vida en común.

No obstante, para otras personas, el compromiso es impensable. Simplemente, no cuentan con ello ni se lo plantean. De ese modo, todas sus historias de pareja suelen ser muy efímeras. Otras tienen miedo e incluso aversión al compromiso. En consulta hemos podido constatar el malestar que experimentan. Muchas viven con el deseo de un amor duradero, pero con la angustia que les genera comprometerse y compartir su intimidad.

En el fondo, depende de los rasgos de personalidad ‒e incluso, trastornos‒ que cada cual tiene y los esquemas familiares que ha vivido y conoce. Así, es más probable que una persona con rasgos dependientes desee el compromiso, mientras que es probable que otra persona evitativa huirá de éste. Una persona narcisista creerá que merece tener todo lo que desea y no es que lo exija, simplemente, lo da por sentado. Además, una persona narcisista encuentra muy difícil empatizar debido a su egocentrismo.

¿Eres capaz de integrar amor, sexo y compromiso? ¿Tus relaciones incluyen estos tres factores? ¿Cuál te supone más complicaciones? ¿Cuánta importancia sueles dar al compromiso? ¿Has tenido a alguna pareja capaz de comprometerse?

Dr. Xud Zubieta

La Exclusividad del Amor

Para la inmensa mayoría de gente, una vida feliz implica disfrutar del amor. Sin embargo, el concepto que se tiene de éste no siempre coincide entre unas personas y otras. Mientras que para algunas, el amor conlleva una serie de condiciones no negociables, la comprensión o la interpretación que del amor tienen otras tantas personas puede ser muy distinta.

Casi todas las historias de amor en la ficción suelen terminar cuando los protagonistas se unen para siempre. Como si la simple unión garantizara la concordia y la felicidad. En realidad, al inicio de las relaciones sería muy útil establecer las condiciones con las cuales cada miembro de la pareja va a sentir más alegría y tranquilidad.

En el caso de muchas parejas, algo que se suele desear es la exclusividad en la relación. Un error común, no obstante, es no hacerlo explícitamente, lo cual da pie a que se produzcan algunas infidelidades.

Es verdad que resulta muy útil negociar las condiciones de una relación de pareja desde el principio. Uno de los aspectos que debe aclararse desde el principio es si se desea una relación exclusiva y monógama o abierta. Creemos que éste es uno de los temas potencialmente más conflictivo en la relación.

Uno de los atractivos en las relaciones de pareja que a menudo seduce a una persona es la posibilidad de sentirse especial. Para un buen número de personas es ésta una de las principales motivaciones a la hora de establecer una relación de pareja. Tanto es así, que cuando en la pareja irrumpe la noticia de que hay una tercera persona, un alto porcentaje de relaciones no resiste la intromisión y se desmorona. Aunque no signifique el fin de la relación, muchas veces los problemas que se generan marcan un antes y un después en la pareja. Sus efectos pueden durar años y años.

¿Buscas la exclusividad en tu relación de pareja? ¿Consideras que es esencial la exclusividad en las relaciones de pareja? ¿Cuánta importancia concedes a la exclusividad en las relaciones de pareja? ¿Buscas sentirte especial cuando formas una relación de pareja? ¿Sueles especificar las condiciones al iniciarla? ¿Para ti es negociable la exclusividad de la relación?

El amor romántico

En nuestra sociedad, actualmente, recibimos continuos mensajes ―directos, indirectos, subliminales… que nos indican que sólo se puede ser feliz si se tiene pareja y un amor romántico. Todo aquello que nos aparta o nos aleja de dicho modelo es considerado a menudo como una desgracia. Eso supone una gran presión para muchos y la consolidación del mito romántico en nuestra sociedad.

Recibimos este tipo de mensaje mañana, tarde y noche. La música se ha inspirado en un sinfín de ocasiones tanto en el amor, como en el desamor. Cuando un músico se enamora le canta al éxtasis que produce estar enamorado de alguien. Asimismo, cuando llega el desamor, éste produce un contacto con el dolor que, para sacarlo del pecho y de la mente, se le canta y de esa forma se relamen las heridas, También, en el cine y en la televisión vemos multitud de historias acerca de las peripecias que tiene que superar dos personas para conseguir una unión romántica. La mayoría de los relatos se centran en los obstáculos que se les presentan y en cómo, a pesar de todo, la relación sigue adelante. Al final, normalmente, logran la ansiada unión. Una vez que esto ocurre, el guión cumple su cometido, la historia llega a su fin y nos indican que los miembros de la pareja en cuestión vivieron felices para siempre ―y comieron perdices―.

Desde pequeños recibimos este mensaje al conocer los muchos cuentos infantiles que probablemente nos leyeron antes de acostarnos. También con todas esas películas de Walt Disney, estereotipadamente románticas y creando falsas expectativas. ¿Qué efecto puede tener esto en la psique de la persona? Esto contribuye a que el sujeto cree unos modelos a seguir en su cabeza que le indican que para ser feliz se tiene que ser heterosexual, monógamo y contar con una pareja romántica. Se trata de un modelo sumamente tradicional.

El efecto es fuerte y profundo. Para la mayoría de las personas, concebir una vida a solas ―sin la oportunidad de explorar y vivir el amor romántico― supone una gran desgracia. Y la persona que lo desea y no lo ha tenido puede sufrir sobremanera. Se ansía estar en pareja y poder gozar de toda esa felicidad que supuestamente trae consigo el amor romántico y seguir el modelo heteronormativo.

No tenemos nada contra el amor romántico, ni estamos en contra de la pareja. Lo fundamental, ciertamente, es saber disfrutar de la vida, ya sea a solas o en pareja. Si nos preocupamos por mantener un estado sano y positivo, y si algún día nos llega “el amor”, tendremos más que ofrecer y estaremos en mejor posición para recibir. Lo mejor es que si no llega ―o si ni siquiera nos preocupamos por buscarlo― podremos sentirnos satisfechos igualmente.

Es muy grato ver como los estereotipos son cuestionados y el cine presenta nuevos desafíos en los que se muestra un abanico más amplio de posibilidades más allá de los modelos ofrecidos por el dictámen heteronormativo

¿Cuál es tu postura ante el amor romántico? ¿Se puede ser feliz sin pareja? ¿Se puede ser feliz en pareja? ¿Tener pareja es una garantía de felicidad? ¿Te identificas con el modelo ofrecido por la heteronormativa?