¿Cómo eyaculan las mujeres?

La sexualidad femenina, en general, se ha observado siempre desde una perspectiva patriarcal. El papel de la mujer quedaba relegado a dar placer y contribuir al objetivo de la relación sexual: el coito y la consecución de la eyaculación masculina –fines reproductivos-. Por ello, la eyaculación femenina ha sido una de las experiencias más desconocidas de la sexualidad, comenzando recientemente los estudios al respecto.

En este sentido, se han descubierto dos respuestas fisiológicas importantes en relación a los fluidos de las mujeres durante la excitación sexual y el orgasmo: eyaculación femenina y squirting. En la comunidad científica ha habido cierta confusión entre ambos fenómenos debido a su composición y a que se expulsan por conductos estrechamente relacionados ‒a veces, incluso, por el mismo‒.

Lo que se conoce como squirting consiste en la expulsión de orina diluida ‒es como agua clara sin oler a orina‒ durante la actividad sexual y el orgasmo. La cantidad que se expulsa depende del grado de excitación alcanzada. Al expulsarse a través del meato urinario ‒o uretra‒, la mujer puede tener la sensación de orinarse. Esto, sumado al desconocimiento acerca del tema, hace que sientan vergüenza y repriman esta respuesta sexual en lugar de relajamiento y disfrute. Si se tratase de orina, el líquido tendría un color más oscuro y el olor característico correspondiente.

Por su parte, la eyaculación femenina consiste en un líquido más espeso y blanquecino que se segrega de manera involuntaria en las glándulas de Skene ‒conocidas también como “próstata femenina”, dada su similitud con la próstata masculina‒ antes o durante el orgasmo. Cuando se estimula profundamente el clítoris, estas glándulas expulsan el fluido a través de los orificios que se encuentran ramificados alrededor de la uretra. De hecho, la confusión que mencionábamos anteriormente entre ambos fenómenos viene de que, a veces, en el squirting puede estar presente también una pequeña cantidad de este fluido eyaculatorio.

Un factor que parece favorecer estas respuestas sexuales en la mujer es la estimulación del famoso “punto G”, ya que se encontraría ubicado en una zona de la pared vaginal que conecta estrechamente con las glándulas de Skene. Sin embargo, sigue faltando información al respecto que lo confirme, dada la polémica sobre su ubicación exacta en la anatomía femenina. Aunque, hasta la fecha, muchos estudios suelen coincidir en que se encuentra en la zona clitoriana.

En general, estas respuestas sexuales no están lo suficientemente normalizadaspor varios motivos. En primer lugar, hay muchas mujeres que eyaculan, pero no son conscientes de ello.

Esto se debe a que no es tan visible como en el hombre por 3 motivos:

1. La cantidad que se expulsa puede ser mínima.

2. No se produce impulsada y proyectada por la contracción de un músculo, como ocurre con el pene.

3. En ocasiones, el fluido eyaculatorio se retrotrae a la vejiga y es expulsado más tarde con la micción.

En segundo lugar, falta consenso entre los propios científicos en cuanto a la legitimidad de la existencia de la eyaculación en la mujer. Algunos opinan que se trata de un fluido expulsado como consecuencia de que la mujer padezca incontinencia urinaria. Otros opinan que se trata de un fluido eyectado a causa de la excitación sexual y diferente a la lubricación vaginal. Además, en su composición observaron similitudes con el esperma masculino: presencia de fosfatasa ácida prostática o FAP ‒una enzima presente en el semen masculino que favorece la movilidad del esperma‒ y fructosa ‒un tipo de azúcar que también se halla en el semen cuyo papel es dotar de energía al esperma‒.

Por último, la desinformación y concepción social actual sobre este tema genera confusión entre las propias mujeres. Por un lado, el porno es una fuente habitual de información que da lugar a un concepto distorsionado de estas respuestas sexuales. La imagen que ofrecen es de algo necesario –casi obligatorio- para disfrutar plenamente del sexo, fácil de conseguir y con eyaculaciones espectaculares y muy visibles, casi como las masculinas. Todo esto genera en las  mujeres expectativas que no se cumplen tan fielmente, llegando a crear malestar y dudas sobre su capacidad sexual.

Por otro lado, la desinformación es tan elevada que, cuando una mujer experimenta la eyaculación o el squirting, piensan que se orinan mientras tienen sexo con su pareja. El sentimiento de vergüenza junto con la preocupación por si fuese síntoma de un principio de incontinencia, provocan tal grado de estrés psicológico que puede acabar afectando a la respuesta sexual, Y a la larga, a su propia autoestima.

Podemos concluir que, tanto la eyaculación femenina como el squirting, son respuestas sexuales totalmente normales en las mujeres. La ventaja de favorecer su conocimiento y aceptación social es que puede contribuir a un mayor disfrute del sexo, sin temor ni a reprimir ni a dudar de la propia capacidad sexual. Si una mujer que está teniendo sexo es capaz de percibir y distinguir que está teniendo alguna de estas experiencias ‒o ambas‒, lo mejor que puede hacer es relajarse y dejarse llevar para disfrutar plenamente.

Porque nosotras lo valemos.

Autora: Alba Muñoz Fernández (Psicóloga y sexóloga)

Créditos de la imagen; María Ciocnadi y Emedièfeme

«Squirting»: Eyaculación Femenina

Cuando la excitación es muy intensa, durante el orgasmo, la mujer es capaz de emitir fluidos por la uretra de manera pulsátil. No se trata de emisiones incipientes de orina. Por lo que parece, no tiene una función lubricante, especialmente si consideramos que aparecen tardíamente, al tener un orgasmo. En un intento por crear una correlación con lo que ocurre en el hombre, este hecho puede denominarse “eyaculación femenina”.

El líquido expulsado procede de las glándulas de Skene, uretrales y parauretrales situadas en la pared anterior a la vagina. Las primeras abocan directamente en la vulva, en una posición intermedia entre el meato urinario y el orificio vaginal. Las uretrales y parauretrales, que rodean la uretra de la mujer, desembocan en ella a través de pequeños orificios. Es una zona en la pared anterior de la vagina especialmente erógena y que es conocida como Punto G. El fluido que desprenden las glándulas tiene un contenido de fosfatasa ácida prostática y glucosa ―en cantidades mucho mayores que la contenida en la orina―. Curiosamente, estas sustancias también se encuentran en el semen del hombre y proceden de la próstata.

Los últimos estudios apuntan al hecho de que la mujer “eyacula”. No obstante, lo habitual es que pasa desapercibido para muchas de ellas y para sus parejas. Sólo para algunas mujeres, quizás por el mayor desarrollo de dichas glándulas, resulta apreciable la «experiencia eyaculatoria”, de forma que algunas nos comentan en consulta su inseguridad. Llevan tiempo, experimentando cierto malestar al dudar si se trata de pérdidas de orina incontroladas o de algo que durante mucho tiempo se ha pensado que no existe. Huelga decir que estas “mujeres G” o “eyaculadoras”, como en ocasiones se les denomina, no difieren del resto de féminas, en cuanto a su respuesta sexual. Cuentan con un deseo sexual que entra dentro de lo habitual, así como su capacidad de excitación o para llegar al orgasmo.

En otros casos, es probable que el líquido sea una mezcla de “eyaculación” y orina ―o sólo orina―. Esto sucede si se presenta algún tipo de incontinencia urinaria. Asimismo, el fluido expulsado ―a veces en muy pequeñas cantidades― puede fácilmente confundirse con el sudor o con la lubricación vaginal, generalmente presentes durante la excitación.

¿Has sido de la idea de que la eyaculación es sólo cosa de hombres? ¿Cómo mujer has notado un flujo eyaculatorio al alcanzar el orgasmo? ¿Conoces casos de este tipo o es tu caso?