Homosexualidad en la Historia

Puede ser que las más jóvenes generaciones crean que las personas homosexuales nacieron con derechos, pero no siempre ha sido así. En este post queremos contar el devenir que ha llevado al punto actual en que no sólo las personas heterosexuales tienen derechos. ¡Cuántas personas gays han salido del armario desde entonces!

Aquí empezamos: En 1973, la Asociación Americana de Psiquiatría (APA) quitó el diagnosis de “homosexualidad” de la segunda edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los trastornos mentales (DSM). Esto resultó de la comparación entre teorías que competían por explicar la homosexualidad, unas que la veían como algo patológico y otras que la veían como algo normal.

A través de la historia han existido numerosas teorías sobre la homosexualidad que pueden clasificarse en 3 tipos principales: patología, inmadurez y variación normal.

  1. Teorías de patología

Estas teorías consideran la homosexualidad adulta como una enfermedad y, consiguientemente, como algo que los profesionales de la salud mental deben tratar. Estas teorías mantenían que la homosexualidad era algo malo, tanto físicamente como moralmente, y fueron usadas como justificación para el internamiento de homosexuales en centros psiquiátricos, para la creación de terapias de conversión y, en general, para la discriminación.

  • Teorías de la inmadurez

Estas teorías, de carácter psicoanalítico en su mayoría, consideraban la expresión de conductas o sentimientos homosexuales durante la juventud como un paso normal en el desarrollo de la heterosexualidad adulta y, por tanto, aquellas personas que persistiesen siendo homosexuales en su adultez presentarían algún tipo de retraso en el desarrollo. Estas teorías consideraban la homosexualidad como algo benigno o, por lo menos, no tan malo como las anteriores.

  • Teorías de la variación normal

Estas teorías trataban la homosexualidad como una diferencia natural que afecta a una minoría de personas, como ser zurdo. Estas teorías consideran la homosexualidad como algo bueno o neutro y algo que no tiene cabida en los manuales diagnósticos.

Durante la mayor parte de la historia de Occidente, la opinión oficial sobre los significados de los comportamientos homosexuales eran principalmente área de las religiones, la mayoría de las cuales consideraban la homosexualidad como algo moralmente “malo”. Cuando, durante el siglo 19, el poder comenzó a transferirse de una autoridad religiosa a una secular, la homosexualidad, así como otros “pecados”, recibieron un mayor escrutinio por parte de la ley, la medicina, la psiquiatría, la sexología y el activismo por los derechos humanos. Finalmente, las categorías religiosas como “posesión demónica”, “ser un borracho”, y “sodomía” fueron transformadas en las categorías científicas de “locura/enfermedad mental”, “alcoholismo” y “homosexualidad”.

De este modo, la historia moderna de la homosexualidad comienza durante la mitad del siglo 19, principalmente con los tratados de Karl Heinrich Ulrichs, a quien se considera uno de los primeros defensores de los derechos gays. Estos tratados criticaban las leyes alemanas que criminalizaban las relaciones entre hombres. Karl hipotetizó que algunos hombres nacían con el espíritu de una mujer atrapado dentro de sus cuerpos, así como algunas mujeres nacían con el de un hombre, y que ambos constituían un tercer sexo.

En 1869, un periodista húngaro llamado Károli Mária Kertbeny, acuñó por primera vez los terminos “homosexual” y “homosexualidad” en un tratado político en contra de una ley de Prusia que criminalizaba el comportamiento homosexual entre hombres. Kertbeny presentó una teoría en la que consideraba la homosexualidad como innata e invariable, argumentos acordes a las teorías de la variación normal.

Richard von Krafft-Ebing, un psiquiatra alemán, presentó una de las primeras teorías de patología, en la que describía la homosexualidad como un desorden degenerativo. En su libro Psychopathia Sexualis de 1886, adoptaba la terminología de Kertbeny pero no su visión, describiendo los comportamientos homosexuales desde la óptica darwinista del siglo 19: los comportamientos sexuales que no estaban destinados a la procreación ‒incluida la masturbación‒ eran formas de psicopatología. Este autor fue muy influyente en la comunidad médica y científica, extendiendo tanto el término “homosexualidad” como su condición de patología, lo cual tuvo un impacto definitivo en los manuales psiquiátricos del siglo 20.

Freud concibió una nueva teoría en la que todas las personas nacen con tendencias bisexuales y que las personas adultas homosexuales simplemente tienen un retraso en su desarrollo psicosexual. Aún estando este retraso presente, Freud mantuvo que la homosexualidad no se podía considerar un vicio o una degradación, ni podía clasificarse como una enfermedad, y mantenía que cualquier intento de curarla sería fútil. Tras su muerte, algunos psicoanalistas de la siguiente generación volvieron a clasificar la homosexualidad como patológica y ofrecieron “curas” que habían eludido a su predecesor, volviendo ellos de este modo a la visión que tantos investigadores ‒incluidos muchos psicoanalistas‒ habían tratado de refutar.

Autor: Jorge Valero Sarmiento (Psicólogo)

Créditos de la imagen; Maria Ciocnadi y Emedièfeme

Mes del Orgullo en la Diversidad Sexual

Aunque lejos han quedado los tiempos en que no ser heterosexual equivalía a un crimen o un delito, según dónde, nos gusta celebrar el “Mes del Orgullo en la Diversidad Sexual”. Es algo que nos agrada porque además de que la diversidad suma, ésta contribuye a que podamos crear un “dream team”, combinando todo lo que cada persona aporta. Al final, nos quedamos con el arco iris como símbolo de esta diversidad. Su belleza radica en la mezcla de colores ‒con sus infinitas tonalidades‒ los cuales, combinados, forman los elementos universo del Universo, en el que hay espacio para todos los colores con sus infinitos tonos y matices.

En países como España nuestros derechos sexuales encuentran un cierto respeto y, por lo menos, la ley en teoría castiga la homofobia, por dar un ejemplo. No obstante, esto no significa que se hayan logrado todas las metas deseables para que en la realidad de la vida diaria se respeten dichos derechos sexuales. No es lo mismo vivir en una gran urbe que en un pueblo pequeño rodeado de gente conservadora y prejuiciosa. Esto sigue existiendo en muchos lugares del mundo y nuestra querida España no se salva por completo de esto.

Existen otros lugares en el mundo en el que la situación puede ser bastante más lamentable. A continuación, deseo compartir parte de una carta que me ha llegado hoy para sumarme a una causa social.

“Mi nombre es Melusi y soy de eSwatini, antes conocida como “Swazilandia”, un país litoral en el sur de África, que todavía tiene una ley anti-gay colonial y anticuada. Para luchar contra esta ley que convierte mi amor en algo ilegal, fundé un grupo activista llamado Minorías sexuales y de género eSwatini (ESGM). Sin embargo, cuando tratamos de registrar la organización, el Registrador de eSwatini rechazó la solicitud, argumentando que nuestro propósito es ilegal porque las relaciones entre personas del mismo sexo son ilegales en el país. Aun así, estamos luchando. Llevamos al Secretario a los tribunales y la audiencia está programada para el 24 de junio. Turkmenistán criminaliza las relaciones entre personas del mismo sexo, al igual que mi país. El 7 de mayo, un famoso artista y varios otros hombres fueron condenados a dos años de prisión solo por ser homosexuales.”

Por otra parte, tenemos que en 2018, el gobierno del Reino Unido se comprometió a erradicar las curas gay. Aunque, desde entonces, no han hecho nada. Después de que Alemania declarase ilegal la terapia de conversión, esta iniciativa está aumentando en el Reino Unido.

A día de hoy, podemos asegurar que en España están prohibidas este tipo de terapias y su incumplimiento puede implicar el ingreso en prisión. Hace poco conocimos algunos casos dentro de ámbitos cristianos en los que se pretendía “curar la homosexualidad” y la ley española ha dejado claro que se trata de un delito.

¿Consideras que todo aquello que no sea heterosexual es anormal y algo que debe curarse?

Autor: Dr. Xud Zubieta-Méndez

Los poppers y la actividad sexual

A través de algunos de los pacientes más jóvenes que acuden a terapia nos hemos enterado de que el uso del popper vuelve a estar de moda, esta vez entre la juventud. Su utilización tiene fines completamente recreativos, pero nos llama especialmente la atención y a continuación se entenderá por qué.

Los poppers empezaron a consumirse en discotecas en los años 1970. Se trata de una droga que se popularizó entre la población gay de algunos países para su uso en las actividades sexuales. Se registró un descenso del consumo de este grupo tras la epidemia del sida, pero no entre los consumidores de otras drogas. Por eso nos llama la atención que en la actualidad su consumo se esté extendiendo entre la población joven.

El consumo por parte de menores ha sido históricamente mínimo debido, en parte, a la dificultad para conseguirlo. En una encuesta realizada recientemente en Inglaterra, se encontró un porcentaje del 20% de consumo entre los chicos de 16 años.

Según tenemos entendido, se trata de una sustancia controlada o prohibida en muchos países por haber sido responsable de más de un accidente mortal. Esta droga se inhala directamente, tras lo cual se experimenta una especie de ráfaga en la cabeza que dura dos o tres minutos. Durante la actividad sexual, su empleo produce la sensación de que el orgasmo se alarga. Algunas personas también afirman que sienten que sus órganos sexuales aumentan su volumen, lo cual, obviamente es subjetivo.

Esta sustancia es un producto líquido formado por nitrito. Generalmente nitritos de alquilo, como el nitrito de isopropilo, el 2-propil nitrito y el nitrito de isobutilo, además del nitrito de amilo y el nitrito de butilo. Se trata de líquidos incoloros y con un fuerte olor característico, embotellados en tarros o frascos pequeños y fabricados por diversas compañías. Su nombre es onomatopéyico y proviene del ruido que se oía al abrir el producto en su presentación inicial, que eran cápsulas de vidrio.

Como dato curioso, tenemos que originalmente solía usarse para personas con padecimientos respiratorios. En el siglo XIX, el nitrito de amilo se empleó médicamente como vasodilatador y era antídoto de la intoxicación cianhídrica, pero dicho uso ya se considera obsoleto.

Entre sus efectos secundarios, hay quienes acusan una sensación de desmayo o desvanecimiento extremo, mareo excesivo, fragilidad ―en especial si se intenta realizar un gran esfuerzo―. Si entra en contacto con la piel, llega a irritarla y hasta quemarla. Es un producto altamente inflamable y puede producir fuertes jaquecas. Los tarros de poppers se venden como aromatizantes en algunos sex shops, clubes privados, bares… Obviamente, es una de esas drogas que es posible comprar a través de Internet.

En muchos casos dificulta la erección o el control de la eyaculación. Creemos pertinente señalar que si el uso del popper se acompaña de inhibidores de la fosfodiesterasa 5 ―Viagra o Sildenafilo, Levitra, Cialis…― puede formarse una combinación letal. Es igualmente peligroso el combinarlos con medicamentos para la reducción de la presión sanguínea ―puede disminuirla rápida y excesivamente―. Es completamente tóxico y de ser ingerido puede causar la muerte. Representa un peligro para cualquiera que tenga problemas cardíacos, pulmonares, anemia o glaucoma.

En los juegos preliminares, los nitritos tienen un efecto de desinhibición. Contribuyen a la relajación muscular, disminuyen la percepción de dolor y, por tanto, facilitan la penetración anal e incluso la manosodomía (fisting). Seguramente, esto ha favorecido que su utilización sea más común entre hombres gays ―aunque está claro que no exclusivamente―. Al relajar los esfínteres ―y dada la vasodilatación producida― aumenta el riesgo de infecciones durante el coito, en especial de tipo anal.

Cuando se inhalan antes del orgasmo, se puede experimentar una sensación de euforia, de desinhibición en los movimientos y vocalizaciones, así como la percepción de que el orgasmo se prolonga y se intensifica. Se pueden llegar a ver patrones de distintas formas y colores que cambian rápidamente. Todo esto es muy efímero.

En suma, aunque aparentemente puede resultar atractivo, un producto como éste, su uso es muy poco aconsejable. Especialmente, cuando de antemano hay presencia de factores de riesgo en el usuario, que no se pueden tomar a la ligera.

 

 

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