Sapiosexualidad o atracción por la inteligencia

“Le conocí hace unos meses, pero nunca pensé que pudiésemos ser algo más que amigos. Nunca fue mi prototipo físicamente, hasta que empezamos a quedar más y nos conocimos mejor. Siento que hemos conectado de alguna forma que no termino de entender, y cada vez me atrae más”. ¿Te suena esta situación?

Las causas que definen nuestros gustos a la hora de sentirnos atraídos por alguien son variadas. Desde elementos culturales y modelos educativos hasta nuestras propias experiencias. Todo esto va a crear un mapa mental que será determinante para desencadenar la química de la atracción o el enamoramiento.

Existen varias formas de sentirse atraídos por una persona. El concepto de la sapiosexualidad se utiliza para referirnos al hecho de sentir atracción sexual y deseo por la inteligencia o por las cualidades morales de una persona. Encuentra en el intelecto de su pareja sexual su rasgo más atrayente. Aunque este concepto se ha popularizado en los últimos años, no es algo nuevo, ya que siempre ha existido y ha estado presente en nuestras vidas.

El sapiosexual se siente estimulado o desafiado por la manera de pensar del otro. Estas personas muestran una necesidad más intelectual, buscan estimulación y originalidad a través de las conversaciones, se sienten enriquecidos con los nuevos conocimientos compartidos y obtienen así seguridad, estabilidad y cierta admiración. Puede ser que, de forma inconsciente, crean que alguien que te puede estimular intelectualmente, también te dará más seguridad y estabilidad. El sapiosexual, aunque prioriza o siente mayor atracción por el intelecto, también tiene en cuenta otros aspectos, como el físico o la personalidad.

Cuando hablamos de inteligencia creemos que tiene que ver exclusivamente con el conocimiento general y la cultura, pero lo cierto es que existen muchos tipos de inteligencias. Las investigaciones realizadas confirman la existencia de áreas en el cerebro humano que corresponden a ciertos espacios de conocimiento, áreas diferentes y relativamente independientes entre sí.

Por ejemplo, la inteligencia emocional está relacionada con la gestión y expresión de las emociones y los sentimientos. También está la inteligencia intrapersonal, que es aquella que distingue a quienes se conocen mejor a sí mismos, les gusta trabajar de manera autónoma, establecen metas y saben cuáles son sus puntos fuertes y débiles. O la inteligencia interpersonal, que es aquella observable en las interrelaciones y que es común entre las personas que se les da bien conversar, conocer gente nueva, ayudar a los demás o trabajar en equipo. Por lo tanto, cualquiera de los diferentes tipos de inteligencias que existen pueden despertar el deseo sexualentre nosotros y acercarnos a la sapiosexualidad.

Aunque este término se aplica a ambos sexos, hay más mujeres que se podrían definir como sapiosexuales que hombres. Existe una teoría de la psiquiatra Anjali Chhabria, que dice que “este cambio se debe a la evolución de las relaciones humanas, antes las mujeres buscaban protección, pero ahora que también han salido al mundo laboral, buscan otros estimulantes como puede ser la inteligencia”.

Sin embargo, ¿existen peligros en este tipo de atracción? Es importante resaltar que algunas personas que padecen baja autoestima, que son inseguras o que tienen un estilo dubitativo, pueden llegar a sentirse atraídos por este tipo de personas. El estar con ellas les reporta mayor seguridad. Pero esta admiración hacia la inteligencia del otro puede llevarlea idealizarlo y generar dependencia, creando así una relación asimétrica y perjudicial para la persona.

En una sociedad donde la tecnología y las redes sociales están en primer plano, este tipo de atracciones son cada vez más evidentes. Ahora nos conocemos a través de la palabra escrita y seducimos a través de mensajes.

En cualquier caso, sigue siendo un grupo poco conocido, contando con escasos estudios al respecto. ¿La atracción y el deseo por la inteligencia y las cualidades morales es poco común, o es que faltan más investigaciones para que salgan a la luz este tipo de personas?

Autora: Celeste Martínez Gavidia (Psicóloga)

Créditos de la imagen; Maria Ciocnadi y Emedièfeme basada en una imagen de Miguel Ángel Martí

Referencias:

Cover, R. (2018). Emergent Identities New Sexualities, Genders and Relationships in a Digital Era. Londres: Routledge.

Domenech, A. (2015). Sapiosexual, la excitación erótica del cerebro. La Vanguardia.

Gignac, G. E., Darbyshire, J., & Ooi, M. (2018). Some people are attracted sexually to intelligence: A psychometric evaluation of sapiosexuality. Intelligence, 66, 98-111.

Palabras clave: sapiosexualidad, inteligencias, intelecto, atracción, pareja.

Más mitos sexuales

Los mitos sexuales y de pareja a menudo van de la mano. Se influyen mutuamente y, como se dice en lenguaje coloquial, “hacen la bola más grande”, con las consecuencias negativas que ello conlleva para estas personas. Hace unas semanas hablamos de unos, y ya desde hace tiempo empezamos a hablar de mitos relacionados con el sexo, ahora vamos a mencionar otros de los mitos más habituales.

1. “Las personas con algún tipo de discapacidad intelectual ni forman pareja, ni se casan ni tienen familia”: Falso. Por supuesto que pueden hacerlo. De hecho, es un aspecto vital saludable y muy recomendable para optimizar su desarrollo social y afectivo, así como su autonomía en la vida diaria. Cierto es que, en muchos casos, se necesitará ayuda de los profesionales oportunos, pero en ningún caso supone una barrera para que estas personas puedan disfrutar del derecho a tener una vida familiar plena. La verdadera barrera en este sentido es la sobreprotección existente en estos casos, así como la concepción errónea de que son “niños grandes que no van a saber desenvolverse ni valerse por sí mismos”.

2. “Las personas con discapacidad sólo se emparejan entre ellas”: Tampoco es cierto, por lo que es un mito que depende mucho del círculo social de la persona con discapacidad. Por ejemplo, en una asociación que tenga como miembros a personas con una determinada discapacidad física o psíquica. Si éstos casi no interactúan con otro colectivo, es más fácil que surjan parejas entre ellas por ser su círculo social habitual. En consulta esto lo hemos visto con personas sordas y hemos encontrado que tienden a relacionarse con personas similares. Esto, hasta cierto punto es lógico y comprensible. No obstante, ello no significa que ocurra de igual forma con otros colectivos. De hecho, con frecuencia hay parejas donde uno de los miembros posee algún tipo de discapacidad y el otro es neurotípico. Son las llamadas “parejas mixtas”.

3. “Las personas con discapacidad intelectual son siempre heterosexuales”: Es obviamente falso. Como seres sexuados sienten deseo sexual hacia sus semejantes. Ahora bien, esto no implica que necesariamente tengan que ser del sexo opuesto. Cualquier persona, tenga o no discapacidad intelectual, puede perfectamente situarse en una orientación sexual heterosexual, homosexual, bisexual, trans o lo que sea.

4. “Una relación entre una persona neurotípica y una persona con discapacidad física o psíquica implica dependencia absoluta”: También es falso. Es un error dar por hecho que una persona que posea una discapacidad física o psíquica va a depender totalmente de su pareja. Gracias a la labor de los diferentes profesionales relacionados, estas personas pueden ser independientes y llevar una vida lo más plena posible. No podemos achacar las ayudas puntuales al equivocado “me necesita para todo”.

5. “Si una pareja con discapacidad psíquica tiene hijos, la transmitirán genéticamente”: No es necesariamente cierto. Hay discapacidades que, efectivamente, tienen un factor hereditario a considerar, pero también hay otras en las que esto no se produce. La generalización en este caso es un error que puede llevar a privar a muchas personas de la ilusión de ser madres o padres.

Como se puede ver, es increíble la cantidad de ideas equivocadas que la sociedad es capaz de crear y atribuir a un colectivo determinado de personas, así como el daño que ello provoca cuando se asumen de ese modo.

Insistimos en el papel fundamental que tienen la educación sexo-afectiva y los profesionales encargados de impartirla. A través de este tipo de textos no sólo nos dirigimos a las personas con discapacidad, sino al conjunto de la sociedad en general. Puesto que todos y todas formamos parte de ella y podemos contribuir a que se viva de la mejor manera posible.

Además, es importante recordar que el derecho a la sexualidad y a la afectividad es algo inherente al ser humano. ¿Por qué no vivir y disfrutar plenamente de ello, más que estar centrándonos constantemente en nuestras diferencias? Ya sabemos que para gustos, colores

Autora: Alba Muñoz Fernández (Psicóloga y Sexóloga)

Créditos de la imagen; Maria Ciocnadi y Emedièfeme

El amor romántico

En nuestra sociedad, actualmente, recibimos continuos mensajes ―directos, indirectos, subliminales… que nos indican que sólo se puede ser feliz si se tiene pareja y un amor romántico. Todo aquello que nos aparta o nos aleja de dicho modelo es considerado a menudo como una desgracia. Eso supone una gran presión para muchos y la consolidación del mito romántico en nuestra sociedad.

Recibimos este tipo de mensaje mañana, tarde y noche. La música se ha inspirado en un sinfín de ocasiones tanto en el amor, como en el desamor. Cuando un músico se enamora le canta al éxtasis que produce estar enamorado de alguien. Asimismo, cuando llega el desamor, éste produce un contacto con el dolor que, para sacarlo del pecho y de la mente, se le canta y de esa forma se relamen las heridas, También, en el cine y en la televisión vemos multitud de historias acerca de las peripecias que tiene que superar dos personas para conseguir una unión romántica. La mayoría de los relatos se centran en los obstáculos que se les presentan y en cómo, a pesar de todo, la relación sigue adelante. Al final, normalmente, logran la ansiada unión. Una vez que esto ocurre, el guión cumple su cometido, la historia llega a su fin y nos indican que los miembros de la pareja en cuestión vivieron felices para siempre ―y comieron perdices―.

Desde pequeños recibimos este mensaje al conocer los muchos cuentos infantiles que probablemente nos leyeron antes de acostarnos. También con todas esas películas de Walt Disney, estereotipadamente románticas y creando falsas expectativas. ¿Qué efecto puede tener esto en la psique de la persona? Esto contribuye a que el sujeto cree unos modelos a seguir en su cabeza que le indican que para ser feliz se tiene que ser heterosexual, monógamo y contar con una pareja romántica. Se trata de un modelo sumamente tradicional.

El efecto es fuerte y profundo. Para la mayoría de las personas, concebir una vida a solas ―sin la oportunidad de explorar y vivir el amor romántico― supone una gran desgracia. Y la persona que lo desea y no lo ha tenido puede sufrir sobremanera. Se ansía estar en pareja y poder gozar de toda esa felicidad que supuestamente trae consigo el amor romántico y seguir el modelo heteronormativo.

No tenemos nada contra el amor romántico, ni estamos en contra de la pareja. Lo fundamental, ciertamente, es saber disfrutar de la vida, ya sea a solas o en pareja. Si nos preocupamos por mantener un estado sano y positivo, y si algún día nos llega “el amor”, tendremos más que ofrecer y estaremos en mejor posición para recibir. Lo mejor es que si no llega ―o si ni siquiera nos preocupamos por buscarlo― podremos sentirnos satisfechos igualmente.

Es muy grato ver como los estereotipos son cuestionados y el cine presenta nuevos desafíos en los que se muestra un abanico más amplio de posibilidades más allá de los modelos ofrecidos por el dictámen heteronormativo

¿Cuál es tu postura ante el amor romántico? ¿Se puede ser feliz sin pareja? ¿Se puede ser feliz en pareja? ¿Tener pareja es una garantía de felicidad? ¿Te identificas con el modelo ofrecido por la heteronormativa?