Durante el mes de junio se celebra el mes del orgullo LGTBIQ+ y desde conSEXtido nos gustaría mostrar una visión más amplia e inclusiva respecto a la sexualidad.
En la actualidad, una de las quejas que más encontramos en nuestra profesión es que los y las jóvenes sienten que no cuentan con un modelo de sexualidad suficientemente diverso. ¿A qué nos referimos? Imagina una mujer que se siente atraída por hombres, pero que se considera más masculina que femenina. Es decir, no le gusta llevar faldas, tacones ni los labios pintados, sino que le gusta llevar pantalones, zapatillas y prescindir de maquillaje. Otro ejemplo: Una mujer transexual que nació siendo un hombre, biológicamente hablando, y decidió iniciar la transición para ser físicamente una mujer, porque así se siente y se reconoce. A su vez, esta persona se siente atraída por mujeres. Por tanto, la diversidad sexual hace referencia al gran abanico de posibilidades y combinaciones que tiene la sexualidad humana y necesita ser visibilizada.
¿Cuál es el problema? Hoy día, la educación sexual que recibimos ‒de forma directa o indirecta‒ es bastante pobre y escasa. El modelo o prototipo predominante es el heteronormativo. La heteronormatividad estipula que la sociedad acepta aquellas relaciones de pareja formadas por un hombre y una mujer, excluyendo el resto de orientaciones sexuales, identidades sexuales y géneros ‒los cuales componen la diversidad sexual‒. Dentro de éste, la visión predominante es la de una pareja que sea relativamente joven con un físico atlético, de edades similares, generalmente de etnia blanca y un nivel socioeconómico medio-alto. Un gran número de personas no se sienten representadas por este modelo, pero quizá aspiran desesperadamente a encajar en éste. Incluso, puede que se sientan señaladas e incomprendidas.
En la actualidad, por desgracia, no tenemos modelos de sexualidad que representen la diversidad sexual, cultural y social característica del siglo XXI. Por ejemplo, las personas con diversidad funcional ‒psíquica, física o sensorial‒. Muchas veces este colectivo queda marginado y, por ello, es importante visibilizarlos y reivindicar su derecho al acceso a una buena educación sexual y disfrutar de una vida sexual plena y feliz.
Parte de la cuestión se debe a que la mentalidad religiosa y conservadora sigue predominando en nuestra cultura. Seguramente habréis escuchado este mensaje: “si practicas relaciones sexuales antes del matrimonio estás cometiendo un pecado e irás al infierno”. Esta visión concibe la sexualidad como un fin reproductivo. Es decir, “si follas tiene que ser para quedarte embarazada y traer hijos al mundo”. Esto resulta algo peligroso porque provoca una mezcla de sentimientos que angustian y confunden a la persona, especialmente a las mujeres, dado que “debemos ser correctas, castas y puras”. Esta educación no tiene en cuenta el derecho de las personas a elegir cómo y con quién queremos disfrutar y compartir nuestra sexualidad. Esto es lo que los colectivos ultraconservadores pretendían hace unos meses con el “el bus de la transfobia” y con el “pin o veto parental” en la escuela. Es un ataque a los derechos humanos y sexuales de los niños y niñas.
Esta cuestión ya debería estar normalizada y nos hace ver que, como sociedad, tenemos todavía una tarea muy larga por delante. En resumen, siéntete libre de amar y compartir tu sexualidad con quien o quienes te apetezca, si te hace feliz. ¡Siempre con responsabilidad!
¿Te sientes representado/a por los modelos existentes de sexualidad? ¿Qué información crees que deberían incluir éstos? ¿Sientes que has recibido una educación sexual integral que normaliza la diversidad? Si no es así, ¿qué piensas que debería incluir? ¿Conoces a alguien que haya pasado por el proceso de transexualidad? ¿Crees que la pornografía refleja la realidad de la sexualidad?
Fuentes:
https://www.sexualidadfuncional.es/
http://revistas.uned.es/index.php/Tendencias/article/view/27750/21604
Autora: Vanesa Romero Ballester (Psicóloga y Sexóloga)