ChemSex Parties

¿Alguna vez has oído hablar del “ChemSex”? Esta práctica consiste en el uso intencionado de drogas para tener relaciones sexuales por un período largo de tiempo.  Se pone en marcha en algunas fiestas privadas ‒que pueden durar varios días seguidos‒, en las que abundan las drogas sintéticas con el único objetivo de tener sexo entre los asistentes. Este término resulta de la combinación de dos palabras inglesas: “chem” ‒haciendo referencia a las drogas‒ y “sex”. En países como Inglaterra es conocido también como P&P ‒party and play‒. Se lleva a cabo sobre todo entre hombres gays de mediana edad.

La fusión entre las drogas y el sexo no es un fenómeno nuevo. Lo que parece que ha cambiado en los últimos años son el tipo de drogas recreativas y el contexto en el que se consumen. Si en etapas anteriores podría destacarse el uso de la cocaína, el alcohol, el cannabis o los Poppers, hoy en día otras sustancias como GHB, metanfetamina y mefedrona están incorporándose poco a poco a este mercado. Éstas son algunas de las drogas que se consumen con fines eróticos. A pesar de la resaca que nos dejan, el riesgo de engancharse y los daños para la salud a largo plazo, las drogas son utilizadas para pasar un buen día en la cama.

¿Y por qué algunas personas prefieren este tipo de excesos con el sexo y drogas?

Los motivos para consumir drogas con fines sexuales son diversos y variados. Intensificar o potenciar el placer del acto se encuentra entre los motivos principales. También podemos encontrar, entre otros, la desinhibición sexual. Así como aguantar físicamente más tiempo con la finalidad de alargar una sesión de sexo. Por otra parte, buscar momentos de intimidad emocional, crear un clima de “buen rollo” con otra persona o acceder a espacios estimulantes sexualmente ‒como, por ejemplo, el sexo en grupo‒. No obstante, también existen motivaciones no ligadas a lo sexual y que resultan ser en la mayoría de casos formas patológicas de solucionar problemas ‒como, por ejemplo, gestionar momentos o situaciones complicadas, una ruptura sentimental, un malestar psicológico personal, baja autoestima, una forma de evadirse de la soledad o de evitar conflictos internos sin resolver.

¿Qué efectos tienen las drogas sobre la respuesta sexual?

Evidentemente, esta fusión explosiva trae consigo uno de los riesgos más peligrosos que encontramos: no utilizar el preservativo. El consumo reduce la percepción de riesgo, y trae como consecuencia posibles enfermedades de transmisión sexual y embarazos. Muchas de estas personas manifiestan actitudes negativas hacia su uso. Frases como “el preservativo corta el rollo” o “no disfruto igual con condón”, reflejan algunas de estas actitudes.

El tipo de consumo constituye una variable fundamental para evaluar el efecto de las drogas para la respuesta sexual. No es lo mismo un consumo fortuito que intermitente, ocasional o habitual. Además, los efectos son diferentes según las drogas que se consuman.  En los efectos iniciales encontramos las principales diferencias ‒relajación o euforia‒, a pesar de que con todas las drogas se facilita la desinhibición. La tendencia predominante es consumir drogas euforizantes, las cuales están ligadas a prácticas sexuales que implican un menor vínculo emocional, como ocurre en las ChemSex Parties.

Los aparentes beneficios de las drogas recreativas esconden en el fondo un dramático fin. Lejos de mejorar la capacidad de seducción o de mejorar la experiencia sexual, la deterioran.

¿Conocías de la existencia del fenómeno “ChemSex”? ¿Alguna vez has practicado sexo bajo los efectos de las drogas? ¿Sabías de sus efectos? ¡Cuéntanos, te leemos!

Autora: Celeste Martínez Gavidia (Psicóloga)

Créditos de la imagen; Maria Ciocnadi y Emedièfeme

Preliminares Sexuales

¿Existen los preliminares en el sexo? ¿Por qué nos empeñamos en llamarles “preliminares”? ¿Por qué no se les da tanta importancia como al coito? Lamentablemente, hay suficiente evidencia que confirma que la concepción de las relaciones sexuales sigue siendo demasiado “coitocéntrica”. Es decir, que muchas veces el sexo se centra casi por completo en el coito. La mente popular acaba centrando su atención en el “falo” del hombre, pese a ser un recurso más en el sexo.

Para muchas personas, desgraciadamente, el concepto de sexo está asociado directamente con el coito. Sin coito, no se considera sexo. ¿Y cuando tienes sexo oral, amiga? Pues eso… Se concede tanto valor a la penetración, que todo lo demás pasa a un plano secundario (o preliminar, qué casualidad). Es como cuando para cocinar se pide que se “precaliente” el horno, cuando realmente estás tratando de calentarlo para utilizarlo. Que el horno esté caliente implica un proceso por sí mismo, cuya importancia radica en conseguir que la temperatura alcance un punto óptimo. El proceso es importante en su totalidad y no sólo parcialmente. Si seguimos a Rosemary Basson, al hablar de la respuesta sexual femenina, las mujeres que “precalientan el horno” presentan mayores indicios de excitación, como puede ser una mayor lubricación y congestión genital. Es decir, a partir de la construcción de un contexto erótico y sexual, la mujer puede aumentar sus niveles de excitación y por consecuencia el placer. ¿Puede que éste sea el secreto del placer femenino?

Uno de los mensajes que intentamos comunicar continuamente es que en las relaciones sexuales, cada movimiento, cada caricia, cada beso, cada rol, cada experiencia, cada fetiche, cada deseo… es de suma relevancia.

Tampoco se trata de restar importancia a la penetración y al orgasmo. No obstante, si éstos quedan aislados del resto del conjunto, las relaciones dejan de tener la misma calidad, quedando así unas relaciones empobrecidas. Ésta es la triste realidad de muchas personas y el caldo de cultivo para los problemas sexuales. En pareja, la monotonía es un ejemplo del empobrecimiento en las relaciones.

¿Qué ocurre cuando en las relaciones sexuales lo único que hay es el coito? En primer lugar, que la gente infravalora el placer del resto de actividades que rodean el coito (tanto antes, como después del mismo). Se pierden una buena parte del placer y muestran una falta de entendimiento con respecto al contacto sexual. Esto es lo suficientemente grave como para cuestionar la situación. En segundo lugar, se pone tanto peso en el coito, que llega a resultar estresante y, en ocasiones, esta presión genera ciertas disfunciones sexuales, como por ejemplo vaginismo en las mujeres o eyaculación precoz en hombres.

Entonces, ¿en qué momento empieza el sexo y cuándo termina? ¿Te va el coitocentrismo? ¿Además del coito, qué te gusta en las relaciones sexuales?

Autora: Lucía Muñoz Soler (Psicóloga y Sexóloga)

Afectividad en Público

En la cultura occidental podemos ver constantes muestras de afecto en lugares públicos. La gente se mira cálidamente, se toca, se besa, se abraza… y quienes están alrededor, la mayoría de las veces las asumen como muestras de afectividad.

El tipo de reacciones de algunas personas, al ser testigos de ciertas muestras de afecto, depende mucho del lugar y el momento del suceso y, sobre todo, de cuánta posibilidad hay de evitar la situación. Es decir, no es lo mismo ver a una pareja besarse afectuosamente, por ejemplo, al encontrarse en una estación de tren, que verles pegarse un gran morreo dentro del tren en el asiento de enfrente.

A veces es posible encontrarse en situaciones bastante subidas de tono. En muchos lugares de España, basta con darse un paseo por los parques y lugares públicos de nuestra localidad un viernes o un sábado por la tarde pare encontrar a jóvenes parejas, ajenas a lo que ocurre a su alrededor. Podemos verles “dándose el lote”, como se dice aquí coloquialmente, sin apenas despertar reacciones a su alrededor.

Hay demostraciones públicas de afecto y frenesí que suelen atraer miradas, las cuales pueden ser cómplices, pero también de censura. Es verdad que la tolerancia suele ser mayor en las grandes urbes que en las ciudades o pueblos pequeños. En éstos, una efusiva demostración de afecto puede tornarse en el motivo de rumores, cotilleos, chismes, morbo y una reputación que puede resultar imposible restaurar posteriormente.

Además del lugar y del momento, está el tema de los protagonistas, es decir, las personas que realizan las demostraciones públicas de afecto. Cuando quienes lo hacen son de una edad madura, las reacciones no suelen ser tan solidarias. Y cuando se trata de dos personas del mismo sexo, hombres o mujeres, a menudo las reacciones que producen son de reprobación y pueden llegar a la violencia. En este sentido, sabemos que la sociedad va cambiando. Cada vez se exige más respeto a las mujeres y a las personas homosexuales, por ejemplo, pero aún queda mucho camino que recorrer antes de poder decir que en nuestra sociedad están superados los prejuicios de este tipo.

Hay muestras de afecto que se consideran más propias de las mujeres y no son tan fácilmente aceptables cuando quienes las realizan son varones. En nuestra cultura es poco común ver a dos hombres de la mano, o saludándose con un beso. En Rusia, en cambio, es bastante común que dos hombres se besen en la boca… Es importante recordar que cada cultura tiene una tradición en cuanto a este tipo de costumbres y algunas muestras de afecto pueden considerarse, según qué cultura, no sólo inadecuadas sino delictivas.

¿Te resulta fácil expresar tu afecto en público? ¿Qué muestras de afecto son más tolerables y cuáles no? ¿Te has sentido incómodo al ser testigo de ciertas muestras de afecto? ¿Tienes alguna experiencia curiosa por ser diferente a tu cultura?

Sexo para uno

Betty Dodson, durante una época, fue conocida como “la primera masturbadora de América”. Se trata de una activista del feminismo y, más concretamente, una defensora de la liberación sexual de la mujer.

Sabemos que ya en 1973 comenzó a organizar talleres con el objetivo de que la mujer aprendiera a valorar la belleza de sus genitales. En éstos enseñaba a explorar la variada experiencia del orgasmo, al ejercitar su destreza masturbadora.

“Sexo para uno” es la versión castellana de su obra clásica, “Liberating masturbation”, que la catapultó a la notoriedad estadounidense. También publicó “Self love” −Amor propio− en los 80 y se convirtió en un clásico feminista. En 1992, Dodson obtuvo un doctorado en sexología y, como resultado de su trabajo, ha publicado varios libros en torno a la masturbación. La sexóloga en muchas ocasiones ha sido insultada, vituperada y el objeto de diversos improperios.

En su best seller, “Sexo para uno”, el mensaje de la autora es inequívoco: “La responsabilidad por la satisfacción sexual están en las manos de cada persona”. Esto le ha valido la etiqueta de “primera masturbadora pública de América”. Es una incansable defensora de las prácticas masturbatorias y lleva décadas reivindicando su importancia. Considera que existen muchísimas personas que están muy “verdes” con respecto a la masturbación. Principalmente porque, según ella, en nuestra cultura la masturbación no tiene un valor social o personal. Y nos pregunta “incluso hoy día, ¿a cuántas personas les produce vergüenza hablar abiertamente sobre sus propias prácticas masturbatorias?”.

Afincada en Nueva York, en su afán por promover la masturbación como una práctica sana y saludable, tal y como cuenta en sus libros, ha organizado innumerables talleres de masturbación. Inicialmente, los talleres sólo estaban dirigidos únicamente a mujeres, pero la popularidad que cobraron la llevaron a realizar talleres mixtos. Quizás lo que más resalta del trabajo de esta sexóloga, es la habilidad para enseñar a sus alumnos a sentirse a gusto consigo mismos y con su sexualidad. Algunas anécdotas relatadas en su libro desprenden un gran sentido del humor, mucha perseverancia y creatividad. Sin duda, la doctora Dodson es una mujer bastante excéntrica.

Una de sus propuestas que más la caracterizan es, “Organizar un movimiento sexual positivo con millones de activistas que se unan conmigo en barricadas contra la ignorancia sexual. Si eres un amigo o amiga del sexo a quien le gustaría expresarlo, empieza hoy mismo disfrutando de sesiones de amor propio sin ningún tipo de culpa ni necesidad de pedir perdón por ello. Hazlo público contando a algunas de tus amistades cuáles son tus técnicas para masturbarte y describe tus mejores orgasmos. Finalmente, compartir la masturbación con otra persona te convierte en activista del renacimiento erótico del siglo XXI”.

¿Te atreves a unirte a esta iniciativa?

 

 

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