Mucho tiempo ha pasado desde que se daba por sentado un único estilo en las relaciones de parejas. Hasta hace un tiempo, se subrayaba el estilo romántico, en el que, “todos y todas deseaban estar enamorados alguna vez”. Por ejemplo, ¿recuerdas lo que sentiste? Probablemente algo parecido a “mariposas en el estómago, nervios por la primera cita”…
¡Y qué decir del momento del primer beso y de la primera vez! Como sociedad, todavía tenemos grabado a fuego el mensaje “se casaron, tuvieron muchos hijos, vivieron felices y comieron perdices PARA SIEMPRE” como decían las historias de Walt Disney, todas cortadas por el mismo patrón. Demasiada intensidad podríamos afirmar.
Esto suele ser un problema, porque en muchas ocasiones se da por hecho que ambas partes desean el mismo estilo de relación, cuando no siempre es así. De hecho, cuando debido a la falta de comunicación, no se consensua el estilo de relación que se establecerá, suele producirse entonces sufrimiento, dolor y confusión, a la larga. Como consejo: ¡Aclarad las expectativas y el estilo de relación que deseáis! La comunicación con vuestra pareja es fundamental.
¿Sabes que existen muchos tipos de relaciones? Vamos a conocer un poco más sobre algunas de ellas.
Monógamas: Ésta es la que socialmente está más aceptada. La relación está formada por dos personas (heterosexual u homosexual) donde hay exclusividad afectiva y sexual. Es decir, sólo tienen sexo con su pareja.
Abiertas: En esta relación la pareja puede tener relaciones sexuales con otras personas, pero no establecer un vínculo emocional con ellas. Es decir, el contacto con estas terceras personas se limita a lo sexual. Un ejemplo serían las aventuras sexuales de “aquí te pillo, aquí te mato”.
Híbridas: La diferencia entre una relación abierta e híbrida es que en la relación híbrida es uno de los dos miembros de la pareja quien decide abrir la relación. No obstante, la otra persona prefiere mantener un vínculo exclusivo. Recordad, es muy importante que habléis con vuestra pareja y que haya un consenso entre ambos.
Poliamorosas: Un tipo de relación no monógama en la que uno o ambos miembros de la pareja tienen una o más relaciones afectivas y sexuales con otras personas (además de la que tienen con su pareja). Esto sería como tener varias “relaciones estables”.
Swingers: Una relación no monógama donde sí hay exclusividad afectiva, pero quieren experimentar su sexualidad y tener sexo otras personas. Su estilo de vida se desarrolla en clubes de intercambio, fiestas, etcétera. Por ejemplo, realizan actividades, tales como intercambio de parejas, orgías o tríos.
En resumen, sea el tipo de relación que elijáis para vosotros y vosotras, el consenso con vuestra pareja es súper importante. Por ello, es vital que desde el inicio habléis del tipo de relación que buscáis para así evitar futuros conflictos, o incluso infidelidades. Recuerda que eres libre y que tienes derecho a elegir el tipo de relación que te haga sentir feliz.
Entonces, por un lado, si estás en un caso personal en el que ahora tu pareja y tú deseáis un tipo de relación distinta, pero queréis seguir estando juntos, primero que nada, ¡relax! Escuchaos mutuamente antes de tomar una decisión en caliente.
Por otro, si sentís que os está costando mucho poder comunicaros y esta situación os está causando bastante dolor y discusiones, os podéis plantear pedir ayuda profesional, especializada en sexología y terapia de parejas. Esta persona os guiará y ayudará para que podáis gestionar conflictos como éste. ¡Os sentiréis mucho mejor!
Si aun así os dais cuenta de que no sois compatibles, no pasa nada. Tal vez será doloroso al principio, pero podréis salir adelante. ¡Hay muchos peces en el mar!
¿Tienes claro el estilo de relación que te apetece? ¿Sientes que es indispensable tener pareja para disfrutar de una vida feliz? ¿Estarías dispuesto/a tener una relación abierta si tu pareja te lo propusiera? ¿La exclusividad es un requisito básico? ¿Estás o has estado en una relación poliamorosa? Si es así: ¿Cómo lo viviste?
Autora: Vanesa Romero Ballester (Psicóloga y Sexóloga)