¿Tu primera vez?

Cuando una persona se encuentra en el momento de tener sexo por primera vez, es completamente normal que surjan una serie de consideraciones y emociones. Cada persona vive esta experiencia de manera única, y es importante que se sienta cómoda y segura en todo momento. A continuación, se presentan algunas consideraciones que podrían ser relevantes para una persona que está a punto de tener su primera experiencia sexual:

1. Autoconocimiento y consentimiento. Antes de decidir tener relaciones sexuales, es esencial que la persona se conozca a sí misma y esté consciente de lo que desea y lo que no desea. Es importante que se sienta cómoda con su cuerpo y tenga claridad sobre sus límites y sus preferencias. El consentimiento mutuo y explícito es fundamental en cualquier encuentro sexual.

2. Educación sexual. Es recomendable que la persona cuente con información adecuada sobre anatomía, anticoncepción, prevención de enfermedades de transmisión sexual (ETS) y métodos de protección, como el uso de condones. La educación sexual puede ayudar a reducir la ansiedad y a tomar decisiones informadas y responsables.

3. Comunicación con la pareja. Antes de tener relaciones sexuales, es esencial tener una comunicación abierta y honesta con la pareja. Ambos miembros deben compartir sus expectativas, deseos y preocupaciones, además han de estar dispuestos a escucharse y respetarse mutuamente. La comunicación fluida contribuye a crear un ambiente de confianza y confort.

4. Preparación emocional. La primera vez puede generar emociones intensas como nerviosismo, ansiedad o expectativas. Es importante reconocer y aceptar estas emociones, permitiéndose a sí mismo o a sí misma sentir lo que siente. Al hablar con la pareja sobre estas emociones, es posible encontrar apoyo y comprensión mutua.

5. Uso de métodos anticonceptivos y protección. Es fundamental tomar medidas para prevenir embarazos no deseados y la transmisión de ETS. Consultar con un profesional de la salud sobre los métodos anticonceptivos disponibles y utilizarlos correctamente es esencial.

6. Ir a su propio ritmo. Cada persona tiene su propio ritmo y es importante que la persona se sienta libre de establecer los límites y el ritmo que le resulten cómodos. No hay ninguna prisa y el consentimiento debe ser siempre una prioridad.

Recuerda que cada experiencia sexual es personal y única. Es importante que la persona se sienta cómoda, respetada y segura en todo momento. No hay presiones ni expectativas externas que deban guiar esta experiencia. La comunicación, el respeto mutuo y la toma de decisiones informadas son fundamentales para que la primera vez sea una experiencia positiva y significativa.

Texto por: Dr. Xud Zubieta

Ilustración de Miguel Ángel Martín

La Primera Vez

“La primera vez”. Palabras que retumban en la cabeza de todo adolescente y que parecen marcar y determinar a la persona durante mucho tiempo. La primera vez se asocia irremediablemente a la primera experiencia sexual (y casi siempre coital), pero… ¿qué importancia real ha de darse a esta vivencia? Desde un criterio sexológico se puede decir que las condiciones y circunstancias en las que ocurre son relevantes a la hora de tomar conciencia sobre ello.

En primer lugar, resulta fundamental que sea la persona (con plena capacidad de decisión y libertad) la que elija CUANDO, CON QUIÉN Y HASTA DÓNDE LLEGAR. Entonces surgen algunas dudas: ¿cómo, hasta donde llegar…? Una vez que se empieza, ¿acaso no deberíamos llegar hasta “el final”? Esto es un pensamiento socialmente extendido que genera presión y una angustiosa responsabilidad a las personas que deciden ir poco a poco. Empezar con besos, caricias o masturbación no implica tener que acabar en coito, y menos a la primera de cambios.

En segundo lugar, solemos sugerir que se informe a la otra persona de que es nuestra “primera vez”. La comunicación resulta de vital importancia en las relaciones sexuales, garantizándonos que la otra parte sea consciente en todo momento de lo que vamos sintiendo y de aquello que nos resulta más agradable. Esto puede ser un poco más complicado cuando es la primera vez para ambas personas, pero..¿acaso no aprendimos solos a jugar al fútbol o a maquillarnos? Las primeras veces puede que no fueran como esperabas, pero no por ello debe perder el encanto especial de descubrir juntos el placer derivado de la actividad sexual.

En la primera relación sexual, los nervios y las preocupaciones suelen estar presentes a partes iguales, sin embargo, los pensamientos en chicos y chicas se focalizan en diferentes ´´responsabilidades´´. Por un lado, el pensamiento más recurrente en ellos está relacionado con la ´´valía como hombre´´: ¿estaré a la altura? ¿le haré disfrutar?…en ellas lo frecuente es el miedo al dolor y la vergüenza a sangrar y manchar. Estos pensamientos, más que favorecer el disfrute de la relación, provocan todo lo contrario, impidiendo que nos centremos en las sensaciones derivadas de la actividad sexual y por lo tanto, no disfrutemos de la experiencia.

Asimismo, se han de considerar las expectativas. Si estas son exageradas en torno a lo que es el coito, es posible que terminen en decepción. A menudo escuchamos comentarios como: ´´tampoco es para tanto´´ o ´´yo me esperaba mucho más´´ de boca (sobre todo) de mujeres que guardaban su virginidad como símbolo de pureza que debían entregársela a ´´quién lo mereciera´´. Esto resulta a la vez que arcaico, un pensamiento religioso inculcado por una sociedad de pensamiento machista respecto a la idea de la virginidad femenina. Porque si hablamos de la masculina, ´´cuanto antes te la quites de encima, mejor´´.

El placer sexual y el orgasmo no deben glorificarse ni mitificarse, así como la primera vez no debe ser un examen en el que demostrar nuestra valía o sufrir dolor, incluso sangrado, ya que, muchas mujeres, pueden haber experimentado la rotura de himen de pequeñas, tras un golpe o simplemente montando en bicicleta, sin ser conscientes de ello. Es también muy probable que no se consiga llegar al orgasmo, ya que el placer requiere de aprendizaje y comunicación. El sexo no sigue una secuencia fija y mucho menos, el orgasmo es la garantía de éxito en  una relación sexual.

Como sexólog@s, recomendamos elegir un lugar íntimo-donde no vayan a ser molestados por nadie- y con el tiempo suficiente para que se pueda ir con calma. Además, sugerimos estar sobrios, el alcohol no ayuda en absoluto, al contrario de lo que suele pensar, ya que las drogas, actúan como inhibidores sexuales y pueden ocasionar problemas, además de afectar a tu criterio consciente de decisiones durante el encuentro sexual.

Por último, tener muy presente que SÍ es posible quedarse embarazada durante la primera relación sexual si no se toman las medidas de protección adecuadas. Lo más recomendable es el uso del preservativo, ya que además de evitar un embarazo no deseado, nos protegen frente a cualquier infección de transmisión sexual (VIH, herpes genital, sífilis, clamidia…). Infórmate y prepárate antes de actuar.

Para quiénes ya tuvieron su primera vez: ¿Cómo fue ésta? ¿Qué consejos daríais a las personas primerizas?

Andrea Bello Pastor: (Psicóloga y Sexóloga)

¿Quién quiere ser virgen?

Se entiende por “virginidad” el “hecho de no haber mantenido relaciones sexuales nunca”, entendiéndose por “relaciones sexuales” el “haber practicado el coito o la penetración”.

Esta idea, muy asentada en la sociedad, ha sido uno de los mitos más perniciosos para la humanidad y, en concreto, para las mujeres. Ellas han tenido que velar siempre por su virginidad, como si de un tesoro se tratase. Además, teniendo que estar siempre muy seguras de a quién se lo entregaban, como si fuese algo prestado que tuvieran que cuidar… que, lejos de ser una bendición, se convertía en una pesada mochila. La virginidad ha sido motivo de disputas, de guerras, de violencia e incluso de negocios. Sin embargo, para los hombres la virginidad era un lastre, una vergüenza que ocultar. Y, claro, no era un regalo que dar, sino una terrible prueba de falta de hombría y de orgullo de la que deshacerse cuanto antes. Ellos conquistaban templos, y ellas eran las guardianas del “tesoro de la virginidad”.

Aunque en materia de sexualidad se ha avanzado mucho, sobre todo a partir de los años 70 ‒donde se oía aquello de “la virginidad es una enfermedad, ¡vacúnate!”‒, en los últimos años, no hemos hecho otra cosa sino retroceder. Hemos ido hacia atrás, volviendo a unos ideales sexuales carentes de una justificación lógica. No obstante, se trata de hechos que simplemente están ahí, como por ejemplo el que en esta última década hayan aumentado las reconstrucciones de himen.

Puede que encontremos sentido si pensamos en subculturas que aún presionan a las mujeres para llegar vírgenes al matrimonio, pero se estima que un 20% de las pacientes lo hace sin motivo o presión externa aparente.

Aunque cada una tiene sus motivos, que 2 de cada 10 mujeres decidan someterse a una operación para reconstruir una zona de su cuerpo que no tiene ninguna función biológicamente hablando, debe llevarnos a pensar qué está ocurriendo exactamente en una sociedad supuestamente tan avanzada.

Es que, si se piensa detenidamente, nuestra sociedad tiene cada vez un cariz más infantil hacia las mujeres y hacia la sexualidad de éstas. En un mundo donde las mujeres tienen –o deberían tener– una percepción y derechos propios en la sexualidad, se sigue buscando que controlen sus impulsos sexuales. Todavía se les presiona para que sigan siendo las guardianas del templo y, puesto que es muy difícil decir que no a la tentación, ya está la cirugía para solucionarlo.

Sin lugar a duda, la virginidad, más que nada, es un concepto inventado, que necesita ser cuestionado y desmontado. Es importante mostrar que no es un término inocente, sino que más allá de eso, contiene creencias erróneas, juicios morales de valor, prejuicios y malentendidos. Éstos afectan de manera negativa a todos los individuos de la sociedad, pero en especial a las mujeres, quienes son, además, las responsables de una membrana que supuestamente tiene el poder de decidir sobre el valor de una mujer.

Así mismo, el himen ni si quiera es un testigo fiable. Recordemos que es una membrana que en cada mujer es distinta, que puede romperse con mayor o menor facilidad. Por ejemplo, hay mujeres que han nacido sin himen o que se les ha roto practicando deporte, o que incluso no se ha roto después de mantener relaciones sexuales, por lo tanto, es una medida nada fiable para un constructo inútil.

Siempre nos han enseñado que la primera vez tiene que doler, que se sangra, pero eso no debe ser así. Para empezar, la primera vez que mantengamos relaciones sexuales no tienen por qué incluir penetración, y por supuesto no tienen por qué doler. La clave es encontrarse en un estado de relajación, confianza y eliminando el falso mito de que todo tiene que ser perfecto y, sobre todo, siendo conocedores o conocedoras de nuestro cuerpo. Además, se ha visto que en la niñez hay comportamientos dentro del propio juego que acaban con la exploración sexual, tanto propia como de sus iguales. Por lo tanto, ¿eso sería “la primera vez”? Quizá, deberíamos entender que no hay una primera vez y que la sexualidad nos acompaña desde el primer minuto de nuestra vida. Que todo es un continuo que forma parte de nosotros y nosotras.

Y si acaso hablásemos de la primera vez que vamos a mantener relaciones sexuales, hablaríamos de sentirnos a gusto con la otra u otras personas con las que vaya a ocurrir. Hablaríamos de eliminar tensiones y creencias ilógicas implantadas por la sociedad, pensando en el aquí y ahora del disfrute. Es esto exactamente cómo deben ocurrir, no la primera, sino todas las relaciones sexuales que mantengas a lo largo de tu vida.

¿Estás de acuerdo con esto? ¿Recuerdas tu primera experiencia sexual? ¿Lo pasaste mal? ¿Cuáles eran tus expectativas? ¿Se cumplieron? ¿Qué se te pasaba por la cabeza? ¿Te dolió? ¿Sangraste? ¿Te harías una vaginoplastia (cirugía del himen)? ¿Qué opinas de que al hombre no se le presione para mantenerse casto antes del matrimonio?

Autora: Emma Pereira Pérez (Psicóloga y Sexóloga)