Incesto Emocional

El incesto emocional es un tipo de abuso emocional que puede fácilmente pasar desapercibido. Se refiere a una relación inadecuada entre el padre o la madre y el hijo o la hija. Puede ser: madre/hija, padre/hija, madre/hijo, o padre/hijo. Ocurre cuando el menor juega el rol emocional de la pareja sustituta de su padre o madre. La necesidad de compañía que tiene el padre o la madre se satisface a través del menor. Él o ella se atan al padre o a la madre por un sentido excesivo de responsabilidad con respecto al bienestar del adulto, quien le exige lealtad y se convierte en la pieza principal de su desarrollo.

La relación entre el hijo/a y el padre o la madre parece una de cónyuges, aunque dada la inmadurez del menor, la relación carece de equilibrio. Está claro que la presencia de incesto emocional puede producirse en distintos grados, como cualquier otro problema. Algunas veces el incesto emocional es bastante severo y debilitante. Otras, es más moderado y puede pasar completamente desapercibido. Independientemente de su intensidad, el incesto emocional es dañino e insano. No implica actividad sexual, a diferencia del incesto tradicional.

Los menores que lo sufren o han sufrido suelen tener problemas en sus relaciones con sus coetáneos. Asimismo pueden presentar síntomas de trastornos alimentarios, depresión, ansiedad… Se sienten impotentes y tienen una intensa necesidad de mantener dicha conexión.

El padre o la madre usan al menor para satisfacer necesidades que deberían ser cubiertas por otros adultos: romance, compañía, intimidad, consejo, apoyo para resolver problemas, plenitud personal. Un hijo o una hija no puede cubrirlas y sufrirá secuelas duraderas.

Las necesidades del hijo o la hija son ignoradas y pocas veces recibe la protección educación, guía, estructura, afecto, apoyo o disciplina adecuados.

En este perfil de familia, el padre o la madre carece de suficiente apoyo y compañía. Es muy posible que no tenga pareja, que se haya divorciado o que esté en una relación infeliz, por dar algunos ejemplos.

El padre menos implicado suele tener resentimiento. Muchas veces no sabe por qué: ¿cómo puede molestarte que tu pareja quiera al menor? Si hay más hijos, el incesto emocional suele producir rivalidad entre hermanos.

Al padre o madre en este tipo de relación le resulta más fácil enfadarse con el menor que con su pareja y puede emplear chantaje emocional como arma arrojadiza. El hijo o hija suele sentir inadecuación a pesar de ser el elegido o elegida.

Suelen creer que su hijo/a es su mejor amigo/a. Los hijos/as se sienten especiales, los favoritos, más talentosos, adorables…

Cuando el hijo o la hija va creciendo a menudo tiene dificultades para encontrar pareja y establecer relaciones duraderas ya que consideran que no están a la altura de la madre o padre idealizado. Las secuelas dependerán del grado del incesto emocional vivido.

La niña o el niño elegido tiene que reprimir sus necesidades normales en beneficio de las del padre o la madre. La vida de éstos es más fácil cuando el niño o la niña no pide nada. El adulto siente que es un buen padre o madre y que ha educado a un hijo/a modélico/a.

Cuando se ha vivido una relación de incesto emocional, una de las secuelas es la dificultad para identificar y establecer límites en otras relaciones. Uno de los problemas más comunes son en términos de intimidad y compromiso. Las relaciones cercanas pueden percibirse como evasivas tras la experiencia de la asfixiante relación con el padre o la madre. La noción de libertad les resulta elusiva y desconocida en su experiencia.

¿Por qué un padre o una madre puede llegar a tener una relación de incesto emocional?

Es muy probable que no se dé cuenta de que le está haciendo daño a sus hijos. Puede que se perciba a sí mismo/a como un padre/madre dedicado/a y sacrificado/a. No se percatan de que además de dar amor y afecto al hijo/a, también utilizan la relación para satisfacer sus propias necesidades. Además, puede que no cuenten con información adecuada y con los modelos necesarios.

Las familias monoparentales pueden suponer el caldo de cultivo para el incesto emocional, especialmente durante el período inmediato posterior al divorcio o separación. No obstante, el incesto emocional se puede producir en todo tipo de escenarios en los que hay cabida para relaciones desequilibradas.