En la cultura occidental podemos ver constantes muestras de afecto en lugares públicos. La gente se mira cálidamente, se toca, se besa, se abraza… y quienes están alrededor, la mayoría de las veces las asumen como muestras de afectividad.
El tipo de reacciones de algunas personas, al ser testigos de ciertas muestras de afecto, depende mucho del lugar y el momento del suceso y, sobre todo, de cuánta posibilidad hay de evitar la situación. Es decir, no es lo mismo ver a una pareja besarse afectuosamente, por ejemplo, al encontrarse en una estación de tren, que verles pegarse un gran morreo dentro del tren en el asiento de enfrente.
A veces es posible encontrarse en situaciones bastante subidas de tono. En muchos lugares de España, basta con darse un paseo por los parques y lugares públicos de nuestra localidad un viernes o un sábado por la tarde pare encontrar a jóvenes parejas, ajenas a lo que ocurre a su alrededor. Podemos verles “dándose el lote”, como se dice aquí coloquialmente, sin apenas despertar reacciones a su alrededor.
Hay demostraciones públicas de afecto y frenesí que suelen atraer miradas, las cuales pueden ser cómplices, pero también de censura. Es verdad que la tolerancia suele ser mayor en las grandes urbes que en las ciudades o pueblos pequeños. En éstos, una efusiva demostración de afecto puede tornarse en el motivo de rumores, cotilleos, chismes, morbo y una reputación que puede resultar imposible restaurar posteriormente.
Además del lugar y del momento, está el tema de los protagonistas, es decir, las personas que realizan las demostraciones públicas de afecto. Cuando quienes lo hacen son de una edad madura, las reacciones no suelen ser tan solidarias. Y cuando se trata de dos personas del mismo sexo, hombres o mujeres, a menudo las reacciones que producen son de reprobación y pueden llegar a la violencia. En este sentido, sabemos que la sociedad va cambiando. Cada vez se exige más respeto a las mujeres y a las personas homosexuales, por ejemplo, pero aún queda mucho camino que recorrer antes de poder decir que en nuestra sociedad están superados los prejuicios de este tipo.
Hay muestras de afecto que se consideran más propias de las mujeres y no son tan fácilmente aceptables cuando quienes las realizan son varones. En nuestra cultura es poco común ver a dos hombres de la mano, o saludándose con un beso. En Rusia, en cambio, es bastante común que dos hombres se besen en la boca… Es importante recordar que cada cultura tiene una tradición en cuanto a este tipo de costumbres y algunas muestras de afecto pueden considerarse, según qué cultura, no sólo inadecuadas sino delictivas.
¿Te resulta fácil expresar tu afecto en público? ¿Qué muestras de afecto son más tolerables y cuáles no? ¿Te has sentido incómodo al ser testigo de ciertas muestras de afecto? ¿Tienes alguna experiencia curiosa por ser diferente a tu cultura?